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Actor de reparto

No me sale nada, será que hace rato no entra nada. Si no salgo es porque me quedé adentro. Si estoy afuera, puedo extrañar. Si te atrapa un “déjà vu”, sos preso de la memoria. Forzar el olvido es desafiar al futuro, a veces, socio de los rebotes del pasado. No estoy a gusto con este papel tan blanco. Los juegos de mesa pueden jugarse en el piso y se puede terminar acostado por poner alcohol en una mesa de juego. Se puede pedir en misa, se puede reclamar en masa. No siempre sabemos qué pasa, ni dónde. El que se esconde oculta por lo menos miedo. Necesitamos sacar un seguro para poner a resguardo nuestros planes maestros. También maestros para educar ambiciones. La ecuación de conformarse con el mal menor es un suicidio a plazo fijo.

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Vacances

Los calendarios se toman vacaciones cuando las personas viajan y pierden noción de los días. Eso pasa poco, cuesta mucho y apenas alcanza. La ausencia del presente y la postergación del pasado suceden más de lo posible. La falta de sueño y la carencia de sueños generan cansancio doble y desesperación triple. Los ciclos nunca terminan pero tampoco son eternos, nadie lo explica bien; creo que se anticipan al fin primero. Queremos alejarnos de la realidad pero enseguida extrañamos ciertos pedazos, los más inciertos. Casi tan contradictorio como que el vino en caja es para los que no encajan. El granizado dejó de ser un gusto helado y te congela los nervios por el auto. La semana no se va del todo aún cuando el fin de semana haya sido brutal. Poco se habla de los trapitos al sol, uno los ve de noche. La gente se muere por conseguir trabajo, por no tener trabajo o por trabajar mucho. En el trabajo de vivir, todos merecemos vacaciones.

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Hoja de ruta

Los aviones son un lugar especial y las nubes la incertidumbre. Ver el lado que nunca se ve es la suerte de algunos valientes. Mientras los otros aprietan los dientes, el resto vuela con placer. Los amaneceres llegan más tarde y, en el aire, los ocasos se despiden más temprano. La vida tiene otra atmósfera. Las cenizas nos devuelven el llano de las rutas, los peajes, los paradores, las largas convivencias. En las coincidencias del tiempo, el viaje posterga lo cotidiano y lo que siempre está a la mano, hoy parece ser un pie... o una patada. Rueda la pelota y giran las ruedas; la gira parece interminable y la copa es el final del camino. El horizonte ya no sabe de fronteras y los horarios se marearon con las defensas bajas. El ataque de la comunicación pierde contra el silencio de la noche y el gol nunca llega. Conversamos con la vida de todos los días por teléfono y le mandamos fotos del presente ausente; a fin de cuentas, nos extrañamos mutuamente. Los mojones perdieron la cuenta de tantos kilómetros, mientras seguimos invictos de lluvia. Pienso que nadie se comporta como realmente es en lo privado; es la otra parte de viajar. Por un rato, me parece, vamos y venimos en el mapa de nosotros mismos. Pero igual, en el momento preciso que se nos pierde la mirada y la memoria le hace foul a la razón, la jugada más esperada es la vuelta a casa.

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Espejos

Hay espejos difíciles de mirar y cosas duras por superar. Momentos agrios de tragar o lesiones que van más allá del cuerpo. En la cárcel mental, el mal de no poder despegar es un anestésico letal. Salud a los tozudos, me rindo ante los que brillan sin ser brillantes. La magia, la genialidad y la felicidad son pedacitos de tiempo que habrá que fotografiar para volver a ver cuando toque perder. Todos los otros momentos de los calendarios, tal vez, procuraremos ser obreros de imágenes parecidas, nunca como aquellas, pero tampoco casuales. El mejor refuerzo para una campaña pobre es el esfuerzo. Confiar y trabajar, creer en un objetivo sano. Si levantamos un estandarte recto, el reflejo es mejor para los que miran de afuera. Hay que saber mirar, hay que elegir bien dónde mirarse. Los presentes inhóspitos, como todos, terminan siendo pasado. Los lindos también, pero contagian a futuro. Se puede ser un animal del optimismo. Quiero ser un soñador responsable e imaginar destinos que parezcan imposibles. Voy a llegar a lugares privilegiados. Lo miro mejor así, ya lo vi. Por ahora, me mudo cerca de Palermo.

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Santito endiablado


Tira el mar hacia la izquierda. El médano se rompe en el agua y las olas bañan la choza púrpura, tal vez un poco magenta, de donde sale la música todas las tardes de sol. Una sábana con paraguas de colores le da sombra al calor de la arena blanca. Los tonos escapan de un cajón peruano y se mudan a los techos, que golpean con estridencia la palidez. La ausencia de vida en los matices es algo casi prohibitivo, censurado a los ojos. Hay caminos y casas bajas. Troncos, perros vagabundos y piedras chicas. También banderas, desniveles y recortes en el paisaje. Merece la pena el pasaje, andar en buena compañía, olvidar cualquier empresa y permitir que este pedazo del infierno, que le ha robado mucho al paraíso, nos compre el alma. Todos los caminos del Diablo te llevan al mar, todas las vistas son panorámicas y azules. Tentaciones de Mandinga que acá todos saben por viejos y aceptaron sin ser bautizados.

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Menos de lo mismo

La trasnoche posterga la mañana, si no la mata. La ciudad robó lo que era del campo y, curioso, en los pueblos descansan los ciudadanos. Las siestas aniquilan las tardes, pero mucho menos que antes. Sociedad y suciedad son casi lo mismo. Con trazo desprolijo pude dibujar ciertos objetivos nobles y algunos dobles. Añoranzas calientes y valientes que no se aguantaron el interior se hicieron salientes. Noviaron un tiempo con el destino pero no llegaron más que al acuerdo de un divorcio tácito y sin papeles. Entre tanta pesadilla pesadita es que a veces uno pierde el rumbo de lo que siente. Atraso el atraco de mi integridad y le hago una desmedida despedida al camino equivocado de los atajos y la pereza sin pureza. En el cemento se escuchan gritos y en la granja grillos. Sólo somos dueños de sueños. El tuerto se ríe del muerto y también del degollado; es un pirata con tez de pez y olor a mar. Amar es algo que no supo encontrar en ningún tesoro. Oro sí, pero no valía nada en la comparación. Converso y converjo siempre en el mismo lugar, uno ausente de gente sin mente. En especial si se trata de los asustados y pendientes de la pendiente de los años, con pendientes de objetable valor. Qué calor ciertas vergüenzas ajenas… Las cosas amenas suceden muy de vez en cuando. Por eso, cuanto antes queremos menos de lo mismo y más de lo distinto. Es el instinto hacia los sueños.

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Impunidad

En el país de los atajos, donde desfilan chorros de todas las escalas y versiones, no hay vuelta atrás. La calle es un motín sin control, una cárcel sin rejas. Nadie nos avisó que todos tenemos un número en la rifa, nadie está exento. Nadie los puede parar y no somos nadie. La impotencia y bronca de padecer un robo son duras de explicar e imposibles de solucionar. Ser una víctima encarnada más de tanta porquería que nos rodea, qué desesperanza. Qué ahogo, siento que tengo un barrabrava en la garganta, a punto de salir a atropellar al que tenga la desdicha de cruzarse en mi camino. ¿Qué compensación nos podrán dar? ¿Adónde se llevan los reclamos? ¿Sirven para algo? Me da la impresión que es un laberinto de interrogantes hecho de calles sin salida. Entonces, si no hay puertas a algo mejor, quizás renuncie a las llaves que conseguí. ¿Cómo vamos a cuidar a nuestros hijos del presente? ¿Cuánto puede desmejorar el futuro? ¿En qué medida extrañaremos al pasado? Estoy escéptico, descorazonado, triste y derrotado. No sé cómo haré para volver a creerme la mentira argentina y suponer que El Porvenir es más que un equipo de fútbol. Hoy pienso que el hecho de que juegue en una categoría de pocos recursos y esté muy lejos de los primeros planos es una señal. Es difícil vivir con miedo, pero peor temerle a vivir. Qué crisis de identidad, qué desilusión de sociedad…

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Casino

En el casino de los sueños hay banca para romper records y somos punto cuando tropieza la fe. La ruleta de los deseos se calza un saco de paño verde esperanzador, casi ecológico. La lógica dice que el juego es adrenalina prendida fuego y las horas se queman sin que uno lo note. Las alfombras son casi reales y no por eso dejan de ser ciertas. La corona les cae a unos pocos y las docenas no envuelven la valentía. Las calles son un desafío, nunca un peligro; bueno, tal vez. No hay avenidas pero la velocidad en la mirada es satélite de una bola que luce y seduce. Hay de todo, malos tragos y los mejores; la derrota es bancarrota y ganar, una bendición falsa y vacía, pero fascinante. El dulce es más dulce en la amargura, las cosas gratas también. Gracias a los empleados, salud a los vasos. La música la ponen las fichas que se barren y el sonido de los tragamonedas. No va más esta imagen, hagan juego pues hay suerte esperando.

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Horizonte vertical

Separo los mejores versos de las músicas equivocadas para hacer los más lindos temas sin tiempo. Hoy el horizonte está tan vertical como los sueños que siempre se retiran sin recados ni dejar pistas para la memoria, o rutas para el corazón. En el infinito e inalcanzable lugar en el que viven las ideas, sólo me quedo de a ratos y cuando el mundo no tiene atractivos. Lo mismo hago ante el avance del tedio, la opresión y la censura. Los vehículos de cultura parecen de paro, sufren el desamparo de las certezas para vivir con decencia la excelencia de la espontaneidad. Tantos planes que murieron en un cajón, tantos anhelos que despertaron celos y nunca tuvieron vida. Mucha bebida para vivir mejor. Amigos que dibujaron huellas de codo en barras de bar y hoy extrañamos; también sus risas, sus brindis e historias. Pero todo vuelve, todo vuelve… y ellos también.

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Un año menos

Uno puede estar muy lejos y sentirse muy cerca. Uno puede a veces y otras se cae. Cada uno está preso en la vida según su historia. Cada quien va como le enseñaron o aprendió. Yo no sé bien cómo voy a hacer, aún cuando me hayas explicado tan bien, para construir mi vida así solo. Son esas enseñanzas que uno preferiría no usar. Si sé que la única manera de hablar es de madrugada y para escuchar hace falta el silencio de las noches. No así para verte, porque cada vez que me de una vuelta por la casa de mi abuela, tire una pared con mi hermano, vaya a ver a San Lorenzo o lo escuche por radio, mire una foto de Ardillas, vaya a comer a Atalaya, pase por Pinamar o vuelva al colegio… ahí vas a estar esperándome contento y orgulloso, como siempre. Sólo nos separa la distancia al cielo. No tengo tan claro cómo le voy a contar a tus nietos lo mucho que te extraño y por qué a veces uno puede sentirse solo, aún cuando no lo esté. Y llorar recuerdos es algo que no sabe uno cuando pasará, pero pasa. Hoy sé también que falta un año menos para darte otro abrazo y entonces no le temo tanto a la muerte. En la suerte de cada día yo te pido ayuda con la mía, mientras siempre suena en el tablón de mi memoria ese cantito agridulce: “Ooooh, no te vayas campeoooon… oooooh, quiero verte otra vez”.

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Plaza infeliz

En la plaza La Tristeza el ánimo siempre va para abajo porque sólo juega al tobogán; los miedos en el subibaja son una calamidad, nunca sabemos donde van a estacionar; la calesita, esa perinola de la suerte, no hace más que marear las ideas para nunca dejarnos agarrar la sortija. El arenero es de arenas movedizas y nos atrapa sin piedad, lo mismo que la jaula de sogas que parece cárcel para la libertad. El señor que vende globos sólo tiene monstruos feos, el payaso se pintó una lágrima y de noche no hace más que tomar. La actualidad le puso rejas a la diversión. Pasear solo es sentirse rechazado, no encajar o jactarse de falencias en tercera persona. A los chicos les gusta que los miren jugar, no sé si por protección o simple protagonismo de sentirse importantes. Nada más desolador que un partido de fútbol sin público, siempre nos gusta tener hinchas, creo. En todo sentido y más cuando la dirección lleva al triunfo. Si los resultados no se dan, la afición se deja estar, deja de estar. Muchas cosas y personas dejan de ser, o al menos en apariencia. Si el físico ya no va más, apelamos a lo espiritual. Yo tuve un fanático incondicional. Cumplí años sin beso al despertar… me voy a la plaza.

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Perfume de honor

En una esquina: flores, paz, momentos, diálogo, sol, mañanas, música, cine, sorpresas… armonía. En el lado opuesto, quizás de un cuadrilátero: gritos, desencuentros, nubes, silencios, barro, egoísmos, reproches, peleas, distancia… caos. Existe un equilibrio, no nos presentaron. El “toma y daca” no siempre es una relación matemática de doble entrada y, a veces, uno sale cuando el otro también, chocan. Si la contabilidad la aplicamos al recuento de errores ajenos difícilmente podamos ver los propios. El re cuento es el de creernos que la culpa es de otro y mentirle a la verdad. Cuando nos engañamos solos y porque sí es cuando no aceptamos la realidad. Aguantarse las consecuencias es la secuencia para los que usan pantalones largos o faldas muy cortas. Al taparnos los ojos, seguramente vamos a sentir soledad; tranquilidad, sólo cuando la película sea un drama y entonces vale. Estemos atentos a la oportunidad y miremos bien los errores, pues no se es malo por equivocarse sino por hacer maldades. Prueba y hedor… huele mal la cosa cada vez más. Verdad, consecuencia: si peleamos, tenemos honor. Y con él vuelven las flores, la paz, las medallas, el sol, los recuerdos, tus fotos, los sueños, las esperanzas y las personas que queremos.

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Ganas furiosas

La calentura es inmadura en tanto remite a la pubertad; si no, error peor. Y para ambos costados de la interpretación pienso del yerro, sea sexual o bien referida al humor y los relinchos de protesta. Se escucha que aquel que se enoja pierde y siento, con los sentidos, a todos enojados; consecuencia, hordas de perdedores. No creo que sea para tanto ni tantos, pero ganar en estos años es más difícil que la tabla del 13, que encima es de mala suerte. Los triunfos personales son historias inesperadas o milagros mínimos, más o menos, algo así. Hay que acomodarse y hacerse el lugar propio; si el nido es cómodo, mejor. Hay que insistirle al ego que se amigue con la voluntad, es clave. La seducción de los desafíos es adrenalina en su máxima expresión de pureza. Si te agarran con las manos en tu obra, genial. Me saco el sombrero para saludar a los soñadores y aventureros que nunca se rinden y batallan con los medios que gestaron para ir tras el tesoro de un mapa que ellos mismos dibujaron. Al plan, plan y al tino, tino. Si le damos al blanco con los primeros tiros llegaremos más enteros que si lo hacemos con los últimos vasos. Para llegar son dos cosas las que no pueden faltar en la valija: una ilusión inquebrantable y ganas furiosas. La vida es todo el tiempo que tenemos.

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Gente grande

La gente grande madruga, la gente grande oye radio, la gente grande toma mate, la gente grande no habla mucho, la gente grande escucha poco, la gente grande fue chica, la gente grande sigue fiel a sus conceptos, la gente grande no cambia, la gente grande come liviano, la gente grande camina lo justo, la gente grande está llena de historia e historias, la gente grande sonríe o rezonga sin puntos medios, la gente grande valora una buena silla, la gente grande supo llegar, la gente grande merece más respeto, la gente grande prefiere lo de antes, la gente grande te mira, la gente grande tiene la palabra justa, la gente grande se jubila por opción, la gente grande anda en yunta, la gente grande no siempre es anciana, la gente grande canta tango y boleros, la gente grande cocina casero, la gente grande sabe de guerras, la gente grande ya la pasó, la gente grande pasó por el campo alguna vez, la gente grande entiende las cosas mejor… porque la gente grande descubrió que la fórmula de la grandeza es a base de esfuerzo y pequeñez.

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Enchapado

La impaciencia tiene cosas de la acidez. De pronto se pone efervescente y sube por el pecho, trepa a la garganta… y entonces la impaciencia toma la posta y grita. Se queja y a veces lastima a los que pasan cerca. Soy un poco ansioso y otro mucho impaciente, pero paciente también de ciertos doctores que no me curan. Si uno hace cosas no habituales lo miran de costado, le toman la chapa, lo encasillan… “está chapa”. Si uno se hace chapa y pintura es raro o casi… Me voy por colectora, no pago peaje. No sé de lirios, un poco de claveles. Los que llegan tarde se van a perder los subtítulos que sirven para entender el final. ¿Los subtítulos son un segundo puesto? Te apuesto. Si no llego primero pago una ronda y si no también. Si lo que importa es la cerveza, yo no soy importante. ¿Si no me importa la cerveza qué soy? Creo que no tiene importancia. La lista de mis sueños se alistó en la conscripción de mis ganas. Los colores de mi equipo no se negocian ni camuflan. Los objetivos de conjunto tienen muchas más trabas, pero también mayores recursos. No sé cuánto ayudan los cursos. En la suelta de oportunidades uno agarra lo que puede. Se tiró a la marchanta, un trucho se ahogó en el agua. En la conquista del éxito es mejor no aceptar donaciones. Si cuando buscamos nuestro ideal caminamos por muchas rutas, seguro estamos perdidos. Piense, luego elija.

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Sequía

Noche de truenos y un diluvio de interrogantes. Las respuestas son como las estrellas, están pero no se ven. Me parte hacer mi parte y que no alcance. Las gotas disminuyen el alcance de la vista, mientras se deja ver una transpiración preocupada. Sudor frío y un calor que, en la calle, no afloja; igual que las ganas de arreglar el desperfecto. Conseguí un taladro, pero Banfield pierde de local; mala señal. Busco la distancia justa, que no aleje y permita aclarar el cielo. Quedan nubes, sí; un poco más allá o acá, siempre estarán. La meta es lograr que sean de esas que sólo aplacan el sol cuando brilla mucho, también es un arco. Hace casi dos años estoy buscando un gol que no llega, la hinchada me lo recuerda en sus cantos. Esos tantos tan habituales del pasado que la gente olvida con despreocupada facilidad. Mi fe no ve, mis iniciales también me dan esperanza. No es que no haya nada que esperar, ya no van de suplentes las demoras. El juego no da con el resultado y no divierte a nadie. No es chiste, el humor es un mulato. Mato por un festejo para cambiar la racha.

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Playstation

Sufro el acoso tecnológico, padezco la obsolescencia de mis ideas. La lógica del progreso de una máquina no se compara con una obra de arte antológica. ¿Alguien invitó una chica a salir y la llevó a un cyber? Caramba, algo está pasando. A veces tengo brotes de inocencia idiota; qué bueno, vuelvo a ser chico. Pero, de verdad, me rindo y mi asombro ríe a carcajadas cuando me burla el conocimiento. La estación de juego es una cajita de uso, abuso y poco movimiento. Jugar consistía en usar la imaginación, ensuciarse, cansarse y moverse mucho. Hoy es la omisión del pensamiento y el silencio de la palabra, pecan todos mis compas. Si bien estamos grandes para jugar a La Escondida, cuántas veces nos escondemos por semana. Cuidado. Si en La Mancha tocamos de más se hace venenosa y alguien se puede manchar. Todas las familias tienen algo (¡o alguien!) que ocultar. A quién no se le zafó un colmillo una noche. El alcohol es un socio de doble filo. Un brindis para que vuelvan las reuniones en casas. Abajo los mass media, arriba la media masa.

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Sol de noche

Siento que estas lágrimas lavan mi alma, que este llanto merece ser orgulloso, hidalgo. Hay valentía en ciertos casos de cobardía, creo que es la aceptación del temor. Tengo miedo, me siento débil, estoy indefenso… pero no me escondo, te lo digo en la cara. En ello radica mi escaso valor, acaso no tan pequeño. El ocaso de mis ganas, de todas, siempre es pasajero, porque el día siguiente presenta un nuevo amanecer y queda en uno despertarse o seguir de largo, para esperar más noche. No che, mala receta. El recuerdo es un replay que no necesita de energía, que a veces funciona a base de su escasez. Tengo avidez musical en rosa Floyd. Hay algo de seducción en este macabro proceso que no es de putrefacción pero también tiene algo de ello. Sol de noche y canciones de luz brillante. Eclipses de genialidad, brotes de olvido y de nuevo llantos de memoria. Esta medianoche se estancó a la mitad de un tema que nunca supe. Y perdón si me ves lagrimear, son los recuerdos me han hecho mal. Es una noche sin luna en el bosque, pero con ron y Rod. Mi actitud se durmió antes que mi cuerpo y mucho antes que mis dedos inspirados. Quedaron algunas ideas escritas, pero: ¿No existen los ideales? Sé que algunos llevan las madrugadas como yo y también con sus seductoras soledades, otrora amores. Música, mate y silencio nocturno, alguien seguro compartirá el último trago. Es que me gusta divagar y a veces me cuelgo. Y si es cierto que uno es responsable de los efectos de sus causas y sus defectos, las canciones también servirán para disfrutar, pensar y sobrellevar pasados pesados. Y cuando me olvido la letra de tu canción es que no me sale esta ecuación. Y una noche poco amena y menos humana, sólo se asomó el perro. No quiero hablar de eso, pasemos a otro tema.

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Alianzas

Convertirse en el señor de los anillos no es tarea sencilla. Mucha espada por pelear, batallas que ganar, derrotas indudables. Pero si en el cuento de las perdices alguien queda feliz, será aquel que vaya más allá de los emblemas, escudos, apariencias, formas. Hay en el fondo algo muy grande que espera a ser visto y no dejado de lado. La postergación que el envase le impuso al contenido es un karma a solucionar del hoy. La nobleza puede haber nacido en la edad media pero espero, creo, aún con algún recreo, sigue vigente en sus parientes. La descendencia no siempre lleva al descenso y hay rastros de los significados últimos que brindarán primero. Si un vestido blanco significa pureza bregaré para que la gente luzca el mismo color en sus comentarios y habladurías. He de reformular el dicho de “las comparaciones odiosas” y rematarlo con “odiadas”, o bien matarlo directamente. Pero, como hizo la generación del ’63, optaremos por el camino pacífico. En una nueva comunidad del anillo sólo buscamos el futuro con tranquilidad. Déjenlo ser…

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Los Volados

Un domingo gris, otro. Si la lluvia decorara mejor las fotos hasta podría ser perfecto. Es el otoño que viene volando en las hojas, las que nunca fueron escritas. Eligiendo nombres se fue la mañana y la tarde llega temprano. El almuerzo dominical es santo, sagrado como una pelota. Hay rituales longevos, hay modismos nuevos y sofisticaciones del pasado. Las entrevistas con el destino siempre han sido impuntuales, casi desconocidas. Hoy pasaron los recuerdos a tomar café. Una taza, un pocillo… un agujero sin fin. Memorias sin azúcar y una siesta. La tarde de domingo da lugar a la música, la radio y pensar. Crear también es buen plan. Planear, otro de mis preferidos. Los feriados perdidos son los que por mucho ambicionar en distancias, desgastan sin piedad y golpean en la ruta. Pero en el camino de los sueños dibujo este atajo de riesgo. Planificar es como cargar de sensatez a las ambiciones psiquiátricas. En el loquero de las ideas las mejores son las que llegan a ser normales; sin embargo, las más geniales y divertidas naufragan en la tormenta. Brindo por los ciegos de la fe, creo en los volados. Busco un departamento chico en Notting Hill, todos merecemos uno. Para ganar hay que apostar. Puede pasar perder, no puede pasar dejar de jugar. Cada quien elige su paño, todos tendremos una chance. Se pueden seguir las estrellas, consejo de techador. La moneda se echó a volar para encontrar su suerte en la vida, sabe lo que hace.

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Pasados asustados

El pasado no puede contaminar eternamente el presente, mina el futuro. La falsa seguridad asusta al indefenso. El temor es un mal duro de vencer, peligroso de abordar. Escaparse y postergar son calles sin salida, caminos circulares. Esos recorridos ya vividos, aburren en la repetición y desesperan. En la senda de la inseguridad, la autocomplacencia no hace más que agravar el dolor y profundizar la derrota. La Escondida, qué juego fatal. Aparentar no debería ser un refugio. Nunca hay que jugar sucio. En este sentido la honestidad es un jabón. El miedo es un poder dominante. La sed de control conduce al hambre de objetivos. “Sentirse inferior, saberse mejor”, vaya fórmula! La quietud me domina, es entonces que me estanco. Uno casi siempre busca lo que se le parece, es como un egoísmo proyectado; narcisismo, no importa. Asumo que la tristeza inspira en tanto es un desafío para la felicidad. Olfatear las metas cumplidas acerca satisfacción. De tanto perder un día me hice experto al momento de defenderme y de mucho empatar un día empecé a ganar. Creo que la felicidad es progresiva y a partir de la adultez uno es responsable en mayor medida. La genialidad nace con pocos, pero siempre se la puede probar de a sorbos. Las apariencias engañan y los engaños son apariencias. A veces simular puede funcionar, pero nunca para escapar porque debilita. La receta es interior, la propuesta espiritual. El gobierno de uno mismo es tarea para el hogar, la piedra fundamental.

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Cabeza de mujer

Siento impotencia habitualmente cuando dialogo con una cabeza de mujer. Pido una lima para moldear un trato que no tengo. Asumo mi responsabilidad al tiempo que guardo información y pocas veces pido perdón; no me sale rápido, pido disculpas. Presumo que armaré una colección de muchos ejemplares titulada “Fe de erratas”, o cuándo no “Tratado de los errores groseros”. Creo que una equivocación es la viva imagen de una persona desnuda que no hace más que quedar en evidencia, porque no buscó el material del conocimiento o, menos culposo, por falta de medios. En las extrañas sinapsis femeninas, laberínticas y sin salida en muchas conversaciones, me pierdo con frecuencia. Sé que existe un patrón, quiero creer que hay un mapa, un calzador, un bisturí para operar mejor en conjunto. No soporto los llantos, me duelen en el corazón, mas me retumban en la razón. Asisto, me agacho, colaboro, pero dudo que sea la solución. No adhiero al tubo de ensayo lleno de lágrimas. Tengo ciertas reservas para ese método de siempre ir. Me parece que no sé cómo es que se hace, infiero que me seguiré perdiendo en este camino. Al menos ya sé algo. Insisto en que no es la salida el pañuelo con un vaso de resignación, voy a atacar el problema de raíz, voy a dejar todo para toparme con nuestra perdiz.

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Ñoquis

La pasta pública. Los 29 de cada mes celebramos el feriado estatal; el período de un país que sangra. Sí, la imagen genera rechazo, asco. Todo está tan bien que parecería tenemos un estado de gracia, poco gracioso, casi desgraciado. Festín de bizcochos con Saturnino, tierra sobre las computadoras, termos de escritorio, ratas de archivo y las cosas no paran de dilatarse. La preocupación del día es conseguir agua caliente mientras arde una nación, casi hirvió. Todo está en proceso pero nada sale a la luz. Cajones de oscuridad, telarañas para la verdad. Miedos de inseguridad, los expedientes parecen rengos, con el perdón de los mismos. Bicicletear, deporte nacional. Postre preferido, panqueques. Mi Dios, el aparato no está oxidado, pasa que nunca se usó! Trampas por todo el lugar, todos salen ilesos. El tumor de los excesos come que come y la pasta termina por engordar. La cosa pública sabe mucho de reses mas poco conoce del hambre federal. Cada vez me cuesta más pedir un plato de ñoquis y no es por la inflación.

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Montevideo


La Montevideana, helados de la niñez. La montevideana, costa de río adolescente. La capital charrúa viste de celeste al mar dulce de Solís, el cielo y los corazones. Banderines de feria, artesanos del humor, orfebres de las buenas costumbres, doctores del mate… la gente pasa bien, las personas viven mejor. El boulevard viste casas bajas y los bares altas canciones; bajo por la calle del campeón del mundo. Hoteles de días adentro, calles de noches afuera. Fútbol en los buses, fútbol en los televisores, fútbol en la terminal, la playa y la cabeza. Amigos de barba roja, cabalgatas en pony, taxis blindados, hígados rotos, relojes desvariados y el camino de pocitos lleno de paz, libre de sobresaltos. ¡Qué lindo lugar Che! Sigue el viaje… Patricias acá, allá y también en la punta de luz y Fer. Las rutas del sol aleccionan parajes con la mejor tranquilidad, de los locales de la paz, del celeste profundo. Viaja la ruta, voló la Paloma, desvanecieron los Castillos, nadamos las Aguas Verdes y el colectivo leyó las mejores revistas para llegar al destino descansado.

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Mi Yoko

Me enseñaste que no todo lo que sobra es desecho para tirar y yo, como cualquiera, puedo haberlo aprendido, o no… Y con vos asimilé que lo que sí es basura, mejor compactarlo. También que, de esta manera, se distribuyen mejor las cantidades y que existe guardar para mañana. No sé si eso lo capté tan bien.
Me explicaste que ahorrar es acumular fortuna futura, pero no me entra para nada esa idea. Yo sé que todo no es el despilfarro, aún cuando no lo aplique, por eso vos sos un faro a la hora de aportarle luz a las cosas.
Yo comprendo algunos temas muy de a poco, o no los tomo. Yo con vos camino derecho y tranquilo; si me corro es sólo para buscar mejor arena, o no? Vos me hiciste ver que sacar la basura del alma la hace más feliz, nos hace más felices. Ahora sé que todo puede decirse en cierto momento y que es mejor oportuno, o no… se charla igual.
Yo conozco más un montón de cuestiones desde el momento que te conocí. Contigo aprendí. Yo colecciono disgustos y creo que a veces es más útil así, o no. Me decís que la mejor receta es abrazarse a las cosas que uno quiere; yo comparto, pero me cuesta. Yo convivo con el error, pero también con vos para poder rescatarme. Yo condecoro tus esfuerzos a mi manera.
Yo con vos y vos conmigo, podemos ser más sabios. Yo comulgo, o no, pero nunca pierdo la fe. Yo complico las ideas, pero siempre guardo un par, o no. Yo con Inés seguiré aprendiendo a vivir. Yo consigo su sonrisa o no vivo. Yo con mis defectos… y mi Yoko, Inu.

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En la librería ABC de Punta del Diablo usted también puede conseguir "Silencios de tinta" pagando 100 pesos uruguayos el ejemplar. Casi un amor de verano... 2011 seguirá acercando este tipo de rarezas al blog, a los fines de llevar los silencios a todos los rincones que se pueda llegar en este bonito planeta.

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Los desafinados

Entre las nuevas modas y tendencias musicales habemus al mal llamado “sintrabajo”, un instrumento político sucio. Una suerte de percusión que golpea puertas sordas, amén del mensaje del que no me fío. Interpreto que el plan de esta banda es seguir siendo el sonido trunco del esfuerzo con algún pillo a la batuta. En un país que desafina tan seguido, el desatino de los mecenas del interés es alentar este tipo de mugrientas murgas de estandartes obsoletos y proclamas de cartón pintado. Así empieza el baile de de un año más, a puro choripan, con las notas que desafinan la memoria y desafían al futuro con muy poca armonía.

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NERON



No te vayas campeón, quiero verte otra vez. Vale este homenaje silencioso al emperador negro por la epopeya de regresar.

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Pienso y te extraño

Pienso en honestidad, digo papá.
Pienso un incondicional, digo papá.
Pienso en elegancia, digo papá.
Pienso en amor propio, digo papá.
Pienso en rectitud, digo papá.
Pienso en fútbol, digo papá.
Pienso en trabajar, digo papá.
Pienso en un bar, digo papá.
Pienso en Mar del Plata, digo papá.
Pienso un ejemplo, digo papá.
Pienso en San Lorenzo, digo papá.
Pienso en mi colegio, digo papá.
Pienso en responsabilidad, digo papá.
Pienso en mi abuela, digo papá.
Pienso en mi casa, digo papá.
Pienso en Pinamar, digo papá.
Pienso un cómplice, digo papá.
Pienso en Atalaya, digo papá.
Pienso en solidaridad, digo papá.
Pienso en un amigo, digo papá.
Pienso en Ardillas, digo papá.
Pienso en mi hermano, digo papá.
Pienso en Palermo, digo papá.
Pienso en prudencia, digo papá.
Pienso en reírme, digo papá.
Pienso en Mario, digo papá.
Pienso en la radio, digo papá.
Pienso en el cielo, digo papá.
Pienso en papá, digo que te extraño…

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Emperador negro

Hoy de nuevo salí a desayunar al jardín para esperar que volvieras pero, feo, sigue el suspenso. No hay indicios de regreso, y debe ser por eso que la tristeza acomodó sus cosas para quedarse un tiempo más. Que no decaiga la esperanza, sé que nos volveremos a ver. Será cuestión de días, mares o un reloj de arena mojada, quieta, estancada, casi desilusionada. La marea acerca vientos de libertad y en los pinos posa la sabia savia aleccionadora de lo que no se debe dejar de hacer. No dejemos de buscar, tarde o temprano el olfato nos encontrará. Yo ya soñé un abrazo eterno en una mañana de nubes cargadas, sólo con recuerdos. Salí a pegar fotos, no paro de hacer correr la mala noticia temporal; reniego de la actualidad, me consuelo con un dibujo de pared. La educación tardía es amiga del pudor, los castigos… ay, los castigos. Rezar una plegaria ayuda a alimentar la fe, a la espera de un giro en el estado actual de las cosas que son de los animales. Sé que voy a jugar con él una vez más. Sigo esperando el retorno del emperador negro.

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Porrazo y golpe

En ocasiones uno cree contar con determinadas enseñanzas pero desconfía de haberlas aprendido bien; una suerte de inseguridad que subyace la materia gris, algo más sentido que razonado. Aunque de pronto, a puro golpe y porrazo, una piña le da justo a la neurona del orden y todo parece clarificarse. El golpe, el porrazo, casi un porrón, más que un porro… ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? ¿Fue la piña? Estoy en un planeta en el que España nunca salió campeón mundial ni lo hará. Acá se festeja el día de la abuela los 365 días del año. En este lugar nadie se toma vacaciones, es un frenesí de preocupaciones que no descansan el cuerpo y enferman los sentimientos. Hoy me disfrazo de piedra. Pero no cualquier piedra, una angular, una que sostiene todo. Nadie gusta de manejar pero los autos destruyen los cuentakilómetros… Este mundo siembra disgustos y desayuna gastos uno tras otro (hay poca crema). ¿Fue el porrazo? Sigo cayendo… no sé si es un pozo o la realidad con exceso de profundidad. El vacío de propósitos es como una carnicería para el alma. En esta locura, la política familiar es achicar la familia política a la mínima expresión. ¿El suicidio es una forma de despedida? Dame un porrón. Los saludos anticipados son una señal. Este país es una invitación permanente, un despilfarro sin farra, ni faro y sin faroles de cerveza. Entonces, por carácter hereditario del carácter, habrá sido un porro ajeno o el humor negro de mi corazón. Acá hace un calor de infierno así que tal vez todo esto fue un delirio de dolor.