Próximamente en tu librería amiga...
La obra que ven adjunta fue hecha especialmente por el amigo mexicano Fernando Carrera Perabeles (Perabeles) para ser una de las tapas de la continuación de "Silencios de tinta", que será "SUEÑOS EN TINTA". Es una pintura que ojalá algún día pueda conocer. Gracias Carrera y, de rebote, Melanie.
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| Tapa Perabeles |
Mudarse es resucitar. Uno muere en un lugar y nace en otro, mejor o peor; no hay error. Cajas, bolsas, canastos, fotos, recuerdos, hallazgos, reciclajes, olvidos… Todo se mueve otra vez. Mudarse es recordar e imaginar en el mismo acto. Algunas cosas se tiran o donan: empiezan a ser nuevas para otro que las valora mejor a hoy. Alguien se compra algo que no tenía y piensa que necesita, aunque no sea cierto. También se pierden olores y personas. Vecinos por conocer, amigos por encontrar, caminos que se vuelven a asimilar y generan vueltas novedosas. Es lindo renovar los negocios del barrio, además de las calles, claro. La parada de diarios y el bar para desayunar son prioridad en mi lista. Una parrilla, un chino, un kiosco, la farmacia. Cada uno se arma el recorrido a su gusto. Una plaza para llevar al perro, quizás una bicicletería. Los gustos dibujan el mapa, las sorpresas también juegan. En el ritual de comprar el diario, es imposible perder de vista la panadería, no puede faltar. Yo buscaré también una iglesia o capilla, un colegio y la veterinaria. A fin de cuentas el barrio es la extensión de tu casa. Quizás con un imán no me haga falta saber dónde queda la pizzería, pero alguna habrá. Algún tano familiero procurará encontrar una fábrica de pastas frescas, vale. Mudarse es mucho más de lo que uno se imagina cuando lo imagina.
Me complace contarles que mi segundo libro entrará a imprenta la semana que viene; tal como sucedió con "Silencios de tinta", seguramente sea presentado en sociedad cerca de la Navidad. Aquí les anticipo una de las tapas (a cargo de la señorita Sofía Scarone, que también se subió a los sueños) y el título...
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| Tapa Safira |
El viejo era tan bueno que cuando ella tuvo que empezar a usar bastón, también le pidió al doctor que le "recetara" uno a él, así ella no se sentía sola. Esto es una definición de amor y compañerismo incomparable, al alcance de cualquiera. A diferencia de muchos, yo quiero ser viejo cuando sea oportuno y los años lo indiquen. Seguro seré anticuado para ciertas personas de cirugías y accesorios corporales anexos, mas siento orgullo de las casi 10 canas que saludan en mi barba. No sé, muchas cosas. Sé, otras pocas. Que quisiera ser ese viejo, lo sé. Que seguiré acumulando canas, también. Que nunca va a dejar de gustarme el fútbol, no lo dudo. Hasta cuándo podré jugar, no sé. Sólo tenemos deseos e ideas temporales de realización... o resignación, depende del ojo que mire.
Corregí el título de "inseguridad (?)" que estaba mal. Agrego que en otro error de ambición ya estoy trabajando en la edición del segundo libro, que seguirá la línea del primero y saldrá antes de Navidad. Ya daré más datos de la presentación, distribución y venta. Saludos para todos, Cuqui.
La inseguridad afecta a inseguros pero también a valientes y decididos. Tanto como la viveza, en la ausencia o el protagonismo, toca a vivos y dormidos. Al silencio, salud; ayuda a pensar y oír a las musas. No caigo en el engaño de los cartones pintados, ya no. En los límites de tus ideas y las cornisas de tus abismos personales, el norte puede ir en cualquier dirección pero uno, casi siempre, sabe qué cosas pondrá en su valija. Si la vida es un viaje miserable, es menester maquillarla para que parezca amable. El mercado negro por algo no es blanco; tus billetes de falsa hipocresía respaldan cheques en blanco, pero negros en esencia. En la paciencia de seguir creyendo lo que uno eligió creer, yo sigo siendo devoto y fiel a unas ideas absolutamente sanas que pertenecen a una dieta difícil de desafiar, por lo atípico de ciertos misterios que pocos comprenderán. Es quizás, un poco, el orden de los objetos que uno sólo entiende por cómo los alineó. En fin, no rompo fila a estas premisas precisas de éxito personal, en la tranquilidad de lo que busco; sí, me siento seguro.
Porque considero que mis lágrimas son muy preciadas es que no se las muestro a cualquiera. Es una forma de pensar, no digo que sea la correcta. Casi siempre somos generosos para con nuestros merecimientos, pasa mucho. Todos son sueltos de propina con la plata ajena, el esfuerzo ausente no sabe casi de justicia. Es muy fácil trasladarle el problema al otro. ¿De qué sirve pedir perdón siempre por lo mismo? Es imposible la igualdad, basta con ser complementarios. Uno puede cargar dos mochilas sólo por un tiempo. Es clave combatir la resignación, pero todos tenemos una frontera en la paciencia. A veces pierdo de vista la visión exacta de las cosas, a todos nos pasa tarde o temprano. A lupa diferente, opiniones distintas. No dejes que tu casa se llene de eso que no te gusta en la del vecino, es la paja propia sin ojos ajenos. Si vivís apurado, estás en apuros. Lo que ando buscando hace rato es silencio, descanso y tranquilidad.
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| 29-10-2012 |
Un día un señor llegó con sus 83 años a un banco y no pudo hablar con nadie tanto como el quería, le enseñaron a usar una máquina de última generación. Claro, en el lugar no repararon en que él era de otra mucho anterior. A veces tenemos que ser administradores del acceso, en la escasez. El viejo, otra vez, no pudo ir a comer con sus amigos porque andaba corto de plata, otra forma de clave de acceso. ¿Soy claro? Todos somos viejos tarde o temprano. Es oportuno conocer ciertas contraseñas, las de la vida por ejemplo. Password, palabra para pasar... Fijate dónde te metés, pensá bien lo que decís para entrar. Antes te miraban por una mirilla y esperaban a que dijeras algo, ahora te ven en silencio esperando que no digas nada y sigas tu camino. La clave no siempre es el acceso. Hay que ir con cuidado, gambeteando la obsolescencia de nuestras ideas. Calculá bien el interés de tu contrato, porque todos tenemos un plazo fijo con la muerte.
Voy a alta velocidad, el destino queda lejos, el destino que da no llega, el que llega no da. Sigo. La enfermedad es la primera escala del periplo. Boxes, pero sigo. Se suben acompañantes, dicen lo suyo, expongo lo mío, se bajan. Nafta, vuelvo a frenar pero no pienso mucho y arranco otra vez. En la largada tenía un mapa dibujado, lo tiré. Improvisé curvas, eliminé rectas, encontré un par de atajos permitidos. Llené el baúl a tope y me topé con cosas nuevas; puse portaequipaje en el techo. Llegué a un pueblo que me gustó pero yo no le gusté a él, me echaron. Cambié el vehículo y conseguí un amigo que maneja, descansé un tiempo. Llegué a una gran ciudad y me robaron dos ruedas; trabajamos juntos, pagamos la delincuencia neumática. Salimos tan rápido como pudimos de esa gran urbe de poca urbanidad y mucha furia. Nos fuimos furiosos pero en la ruta volvimos a reencontrarnos con lo que éramos en verdad. Mi amigo se bajó en un pueblo con mar, yo seguí. Después del desierto supe que no era cierto lo fácil. Tengo en mis planes seguir andando unos planos de la vida que algunos pocos comprenderán. ¿Me seguís..?
Si se me apareciera un genio para concederme tres deseos o Dios me hiciera la segunda con un milagro o lo que uno escribiera se hiciese realidad, seguro les pediría pasar un día más con vos. Pienso que nos levantaríamos temprano un domingo fresco de otoño, desayunaríamos algo en la esquina y arrancaríamos con Marry para CUBA para que nos vieras tirar una pared una última vez. Después me gustaría que se sumara mamá para comer algo en la barra de Los Platitos en la Costanera. Un poco más tarde quisiera que vinieras a ver la casa donde vivo con Inu y miraras las fotos del casamiento, salió todo bárbaro. Quizás para la tardecita, antes de ir a ver a San Lorenzo, podríamos pasar por lo de Naná a darle un beso y visitarla un ratito, seguro se pone contenta. Y sí, sé que se me viene la noche encima pero después de un último abrazo de gol en la cancha podemos parar a comer una pizza. Después te llevamos adonde vos quieras y, listo, no le pido más nada a nadie.
Brindo por los que invitan siempre a brindar. Brindo por los que siempre encuentran motivos. Brindo por los que no siempre terminan mal. Brindo por esos locos nostálgicos obreros de los encuentros. Brindo por los que anotan cosas en servilletas. Brindo por los que ponen fotos en sus billeteras. Brindo por los que se animan a dejar un mensaje de voz para hacer reír. Brindo por las causas justas. Brindo por los que dicen algo más de lo que se ve en la superficie. Brindo para no olvidar. Brindo para no recordar. Brindo por los momentos con asado. Brindo por seguir queriéndote toda la vida. Brindo por los que ceden el asiento. Brindo por los perros que mueven la cola. Brindo por los mozos que no anotan el pedido. Brindo por los de la última mesa. Brindo por las transmisiones radiales de fútbol. Brindo en bares con vista al mar. Brindo con vos. Brindo.
Tengo varios pasados incompletos que ya no sé donde guardar. Veo un archivo de asuntos pendientes, perfectamente ordenados en bolsas llenas de tierra. El capricho del tiempo a veces lo sentimos injusto, inclemente. Las cosas simplemente se estancan. El flagelo presente de lo que pudo ser, una incertidumbre latente, eterna. Seguro no podrá ser igual a lo que hubiera sido, pero se puede replicar la idea, aunque más vieja. Todo pasado fue más joven, imposible negarlo. Suena incoherente la convivencia de actualidad y pretérito. El peso del mérito del propósito es el único interrogante capaz de inquietar los días. No tengo claro qué pretendo con esto, quizás ser la alarma de la siesta de los deseos añejos. Mientras le seguimos arrancando los pellejos a nuestros gustos confusos, de golpe nos acordamos ciertos recuerdos inciertos.
Con libertad y sin tiempo, soy preso. Con tiempo y sin libertad, soy preso. Los jefes casi siempre son carceleros de garrote fácil, máxime cuando no subieron la escalera lógica de jerarquías desde el piso. Que no se pierdan los descansos. Los reclusos no tienen libertad y lloran de ver consumirse su vida. La vida dura un tiempo, en algún tiempo cierto, con pocas certezas. Las presiones diarias, propias o ajenas, son pequeñas prisiones. Tiempo y libertad, aire y agua. Paro de subtes, multa al tiempo. Restricciones varias, impuestos a la libertad. El trabajo de potenciar la disponibilidad afecta al de al lado, replanteamos nuestras ideas de libertad, el tiempo sigue pasando.
Si confundo mi mundo me fundo. Pretendo que voy yendo leyendo. Banco a un manco franco. Me arremango en el fango por el mango. Soporto el estornudo de un cornudo morrudo. Pienso en un consenso inmenso. La rima se arrima y me anima. Me despistas con tus columnistas elitistas. Luego no juego con fuego. Me estimulo con un bulo nulo. Estudio el audio sin preludio. Mi multitud adolece de altitud y gratitud. No sigas a tus fatigas amigas. ¿Enfrentas tus rentas violentas? Afronta tu pronta impronta. Yo tengo tango y tongo. Contigo persigo un testigo. Un arma no desarma este karma. Tu risa con prisa me pisa, pero anhelo el flagelo de tu pelo. Tu mentira respira mas no se estira. Cancelo tu celo paralelo. No pregunto, le pongo punto al asunto.
En el tema de las dudas que todos tenemos, mucho se puede pensar, aunque a veces no sea el mejor camino y sí un sendero al mareo. Tomar distancia es sano en tanto y en cuanto no termine en fin. Mirar en perspectiva es útil para proyectar, mas no deja de ser una película imaginaria puesto que el presente y el pasado son los únicos indiscutibles. Discutir puede moldear, pero en exceso tiende a lastimar. La acción es una apuesta, la sospecha una cuesta. Una lógica que pienso es “cómo voy a estar bien con vos si no estoy bien conmigo”, vale. Pero más me optimiza creer que “vos y yo juntos, podemos mejorar el nosotros y el singular”. Basta de emprender colectas de opinión. No hay quien no tenga su bolsita con defectos personales, pero basta con que se maquillen en los efectos del otro. Las parejas que quise como modelo siempre se separaron, presumo que fueron presas del laberinto de titubeos. El partido es largo, pero cuando entramos al área con pelota dominada es para definir. Hay que armar un equipo fuerte y ganarle el clásico a los miedos.
Si pobreza y pereza se sientan en la misma mesa no sé, pero tengo sospechas de cierta sociedad implícita. No sé tampoco mucho de música pero se me hace que el tango es el blues del Río de la Plata, también sin plata. Me preocupa la inflación del tráfico vehicular y que la vida se nos vaya viajando a lugares que no nos gustan. En la canasta básica sobra espacio para un picnic pero no hay tiempo ni sitios de esparcimiento. ¿Qué precio le podemos poner a una siesta? Entre tanta protesta que ni sé cuánto cuesta, cortes de ruta, desvíos de ideas, piquetes sin ojos y humores en números rojos, me pierdo. Rumores para todos, temporal de excusas. Si me vuelo lejos quizás no me quejo. Con tantos amigos por el mundo y mundos para hacer amigos, cada vez más desconfío de la vida acá. Sentimos, “vivimos”, no disfrutamos.
Que alguien me mate (esta incertidumbre sin techo). No lo puedo ver, está muy alto. Es raro: son muchas goteras (de sangre) y demasiado herrumbre por todo el pecho. Quiero frenar el derrumbe y no acumular más escombros. El cielo está muy raso y ahora que miro fijo me doy cuenta de muchas cosas. Porque si no las ves te perdés...
Hoy ya no te respiro; a veces, cuando me queda fuerza, te dedico un suspiro. No hay nada que pedalee tan rápido como un cerebro socio de un corazón enamorado. ¿Me estaré enfermando? Tengo el pecho tomado, pero no tengo tos... ni a vos.
Creo que fui muy fino, pero ya no estoy tan flaco de inocencia. En esencia, te saqué el papel porque, al tiempo que parecés un caramelo, pienso que puedo interpretarlo mejor, igual que lo tuyo, nunca mío.
Deben ser las circunstancias que te cambian...
Escribo y revivo, busco y me ofusco, voy y vengo con lo que tengo… El viaje siempre le cobra peaje a la salud y lo que me dan no me conforma. Me entregan un premio con forma y olor a gremio pero sé que no es un logro. Para seguir soñando despierto sólo consumo el insomnio de las rutas. La molestia del ruido siempre está y la ilusión se empaña con la misma facilidad que la ventana. Presumo que el reto es no desistir y llevar el esfuerzo al destino del pasaje del lugar que nos imaginamos. Revivo y escribo, me ofusco si no busco, vengo y voy de nuevo a partir de hoy… La salida es el primer paso y si tus marcas están listas ya, bienvenido a la sociedad de los que no se conforman con lo que hay. De nuevo en la pelea, el ruedo nos espera hambriento. Me tiento con lo no habitual y persigo lo inmaterial, porque no tiene precio. Si bien para pagar hay tiempo, la premisa es no arrancar perdiendo. Sigo haciendo preguntas y dibujando apuntes, garabateando futuros. Recibo y describo, socios se buscan.
Hay Lobos fatales que te pueden matar;
de amor... hay varias historias para contar.
Hay Lobos primos que te hacen recordar
y fotos por mirar que hacen volver un pasado soñado.
Hay Lobos amigos que son más bien perros
y siempre están para acompañar.
Hay Lobos con sentido maternal
y un Rómulo siempre se puede salvar.
Hay Lobos cantores que te enseñan a aullar,
aunque a veces vale desafinar.
Siempre hay Lobos cerca para darte felicidad.
Lobas y Remos, porque a veces hay que remar.
Hay Lobos sonámbulos que se animan a bailar
y no pueden ni quieren parar.
Hay Lobos sedientos que necesitan tomar y entonarse...
para aullar.
Hay Lobos muy tiernos que te pueden deslumbrar
y también se dejan acariciar.
Hay Lobos risueños, con hienas amigas,
que salen de carcajadas a cumplir sueños.
Hay Lobos cansados que mueren por descansar
y se mueren al fin.
Y al fin sabés que siempre hay Lobos cerca, para darte felicidad.
Y lobas, que aunque estén lejos, siempre te van a cuidar.
¿Qué pensarán las fotos Polaroid de las que hoy se toman con un teléfono? No sé; pero sí que me sobran muchas imágenes actuales y siento que me faltan un montón de ayer, pero al mismo tiempo las recuerdo mejor. Hasta esas de ángulos redondeados, también las aceptaría gustoso. Se perdió la dedicación por escasez a la hora de retratar los momentos. La frontera del rollo se extinguió. Las fotos aficionadas las sacamos a mansalva pero pocas llegan al papel. La ansiedad tecnológica carcomió ese romanticismo del revelado. Veo cómo pasa y sé que no hay vuelta atrás, quien insiste en atesorar el pasado en álbumes es considerado casi un fanático. Qué anticuado el presente! Qué efímero lo importante… Ni siquiera la onomatopeya “clic” significa lo que antes. Serán los contratiempos de quemar los días en pocos caracteres, nos acordamos poco de todo. Pienso que este texto nace a deshora y que nunca vamos a poder sacarle una foto al tiempo.
Siempre hay un lugar esperando a una canción;
siempre hay una música que nos lleva a un destino pasado;
siempre hay un objetivo pensado en kilómetros
que se guarda en un registro alto de la cabeza;
siempre habrá en la valija un disco “camuflado”
esperando a ser visto para hacerse escuchar;
siempre un paisaje inaudible para los demás,
del que uno conoce el compás;
siempre que lo quieras oír lo vas a encontrar si pagaste el pasaje;
siempre nos llevamos una montaña de sonidos al mar;
siempre un sitio afinará en la oreja de la memoria
(me moría si no lo sabías);
siempre nos vamos abrigados con una melodía para la noche
(pero también de día);
siempre tendremos lugares de música,
mas mucha más música de lugares…
Ahí está la caja de las fotos, pero no están las fotos
ni me salen los lugares y me olvido las memorias…
Sigo pensando en redondo, pero no veo las mismas cosas.
La mentira siempre echa culpas y no sabe de disculpas.
La mentira saca lo peor de mí y es lo peor de vos.
La mentira siempre es impuntual con la verdad, o simplemente la deja pagar.
La mentira nunca invita, sólo se anima a tentar.
La mentira es cobarde, nunca se hará cargo de la valentía.
La mentira siempre termina en “ira” y se entrena para engañar.
La mentira es petisa, no es novedad, porque no da la altura de la verdad.
La mentira no sabe de códigos y te hace quedar mal.
La mentira es una decepción latente.
Pero, la verdad, a la mentira no se la puede subestimar.
La mentira juega a la escondida y pica más que un mosquito.
La mentira es un billete falso que te quiere comprar.
La mentira es un fraude, le encanta caminarte.
La mentira es desleal y una cachetada a la fidelidad.
La mentira es cruel y te puede hacer llorar.
La mentira es ruin, siempre se presenta por atrás.
La mentira de entrada está regalada, pero en la salida es muy cara.
La mentira, descarada, es una llave que gira en falso y no abre ninguna puerta.
La mentira es tu defecto... y yo te lo voy a arrancar.
Porque, la verdad, con la verdad somos mejores.
El boletín de última hora informa que:
mis abrazos, incómodos, no saben dónde ponerse;
mis besos, ansiosos, me preguntan por vos;
mis caricias, ausentes, se desaniman a diario;
mis recuerdos, frecuentes, me invitan a seguir.
Si me toca hablar de vos se me ilumina la cara;
si me acuerdo de tu sonrisa me tiento;
si me llega tu voz me tranquilizo;
si me voy a volar siempre te llevo.
Sos mi única inspiración.
