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Iberoamérica

Qué sueño profundo voy a tener mañana, las cuatro en la madrugada y sigo con la hoja vacía que se mofa de los que no salieron al bar. Madrugar es una utopía para la mañana de mañana y un día que no fía nada bueno en la ciudad de la furia y el calor. Te das un saque para no pensar en los saqueos. La vida a veces es petisa y con patas cortas. Pedí un crédito para usurpar una casa, pero sin cuotas, gratis. Tengo muchos proyectos en la cabeza: tomar una avenida, tomarme un tinto, tomarme el trabajo de solicitar un plan. Espero que no me discriminen. No sé si la propiedad intelectual es mejor que la horizontal. Tengo los documentos apócrifos y una carpeta llena de cuentos. Nada de garantes, muchos inmigrantes, pocos pasaportes. Cortes, banderas y bombos. Los nervios manejan a alta velocidad, las emociones no se ponen casco y el peligro es caminar por la vereda. Planteo realidades, planto una bandera blanca sin paz, lista para que le pongan color. El piquete de la felicidad no se hace de efectos materiales sino de otro tipo de construcciones que no apelan al cemento.

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t10s

Estaba perdido pero encontré una bandera verde y blanca… o fue al revés. Diez tipos hacían señas y repartían códigos. Yo me convencí de lo siguiente al tiempo de conocerlos: el verde tiene que ver con la cosa natural y el blanco con la paz del ambiente. A medida que el tiempo pasó las medidas crecieron y las historias también. El aire siempre voló liviano de malicia, puro de inocencia, seco de mi abstemia. Conocí una familia de la cual uno puede sentirse muy bien por haber sido adoptado. Si alguno anda tirado será por el alcohol y sólo por eso, porque nadie permitirá que su par pase un mal trago; claro, siempre que lo sepa o el otro se lo haga notar. Se nota la buena madera, se vino la mamadera muy temprano y por más que sigan saliendo hijos, apareciendo padres y todo lo que uno quiera, nunca dejaremos de ser mayoría los tíos. No es que hable como un español, es que los diez tipos con que me encontré en una cancha de fútbol son un equipo invencible afuera de la cancha. Es bueno sentir el respaldo de una amistad Continental, es bueno hacer fuego en tantas terrazas, es bueno brindar por las cosas que valen la pena. Igual, lo mejor es saber que el que se fue a la Villa nunca perdió su silla y siempre pudo volver. Así es este grupo de gente, espero que nunca cambie.

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"Fiestas"

Llorar de alegría, llorar de recuerdos, llorar de emoción, llorar de gusto, llorar de tristeza… llorar nos ayuda a sobrellevar los momentos secos y lavarnos la cara. Todo pasa muy rápido y la vida no siempre sabe esperar. Los partos no tienen paciencia, las lágrimas no se contienen mucho tampoco… las cosas que sorprenden son las que desarman los interiores, las fotos y la memoria. Descarga lagrimal, efectos lacrimógenos. Hoy no puedo parar de llorar. Ser chico es tan lindo que la vida, generosa, nos da la posibilidad de pasar tres veces, y a veces cuatro, por la estación “La Niñez”. Sucede con la propia experiencia, con los hijos, los nietos y, para algunos longevos agraciados, los bisnietos. A veces no queremos ver a alguien hasta que lo hacemos y recordamos lo bueno que es. ¿Nadie nunca midió qué distancia hay de acá al cielo? Al día de hoy la cuento en familiares y amigos, pero sigue siendo lejos. La Navidad está más cerca y los regalos no conforman bajo un árbol, como tantos en el planeta, tan maltratado.

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Volver

No es bueno desaparecer más de la cuenta, el mozo puede retocar los números. Las noticias vuelan en tu espalda, mismo lugar en el que pesan. Si te toca de cerca un “para siempre” tal vez entiendas, o no, que es mucho tiempo. Los olvidos de la memoria te dejan afuera de la realidad. Ausencia de inspiración, presente incierto. La incertidumbre es como un miedo que late y si el agua está muy caliente se queman las ideas. Te bañás, te engañás y te volvés a bañar pero el agua no limpia el panorama. Una contaminación muy fuerte se mide en billetes y es capaz de arruinar el mes. La vida es un montón de meses; la plata: como el mar, va y viene. El día, un rompecabezas. A veces el hambre es tan profundo que no alcanza sólo con comer. La pista no va a la cocina y la huella es de arena, vuela en golondrina mas no da con la costa. Si no te llena lo que hacés, el cerebro te come. Tenés un hueco en el estómago y un agujero en el alma. Rechazás la calma. Se teje una exagerada amistad con la cama. Tal vez estás forzando el teclado; de pronto, no vas a ningún lado. La televisión no es mala, es nociva. No sé adónde iba, simplemente necesitaba escribir.

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Confiar

Tengo el disfraz de camaleón colgado en el placard y miro de reojo el despertador de mis sueños; un artefacto odiado y querido a la vez, que me permite ir a mover las ideas. Me pregunto si siempre tendremos que apelar a los titiriteros para lograr cierta imagen. Todos necesitamos descansar por lo que pienso delegar esta función a los marioneteros del destino y los ventrílocuos del qué dirán. A las pruebas me remito: sigo recursando esos parciales idiotas de facultad y promocionando las mejores materias de la vida. Es una elección desafiante, peligrosa. La actualidad se nutre mucho de fachadas y poco de contenidos, entonces los que no tienen contención brindan con cartón, mientras otros venden espejitos de colores, pocos y opacos, paco (espejo de un pasado roto que desmejora más que el clima en la selva, casi un tiempo de descuento pero sin ofertas para el futuro). Citó un libro amigo, sólo rojo y negro, que muchas veces resulta mejor parecer que ser, mas padecer no es buen plan y es poca la sed por trabajar. ¿Qué vale una acción de pasión? Ah, no cotiza? Perdón. Ingenio y movimiento, pilares de supervivencia o de los que viven súper. Es más que nada una cuestión de creer y, en el mayor de los casos, confiar en uno mismo; con fiar no logramos nada, o poco, o nos come el Coco.

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Ins Pirado

Por las deudas, por las dudas… Nos quedamos arrutinados, casi arruinados, en el fragor de las semanas despiadadas laborales. No hay un lugar para pensar. No soy un improvisado, sé improvisar. La única relación de dependencia que paga realmente bien es la que entablamos con la libertad. Si la llamás, no aparece; si la encontrás, dura poco. Copiar es un acto simple y desleal, crear es divino para la humanidad. Pido un viaje de conocimiento letal, muero por cultivar kilómetros. La inspiración trabaja de madrugada, entra silenciosa cuando la mayoría duerme, alguna noche de lluvia tacaña. Es la intromisión deseada que llega, se sirve algo para tomar y charla un rato. Ese momento de lucidez, un instante de genialidad, un guiño, una escalera real a la creatividad. Es la red para el goleador, el fin de la seca en el campo, la rima del poeta, la melodía que no encontraba el compositor… Un happening sin fin, el botín del ladrón, el escape del preso, la presa del cazador. No hay que desoír el timbre inesperado, el optimismo ha de vencer al pensamiento trágico. Un abrazo mágico con las ideas olvidadas, viajeras de otras cabezas. Estaba escrito en la noche, había que escribir que la inspiración es prima hermana de las medianoches lluviosas.

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Confines

Los medios justifican el fin. El fin ajusticia a los medios. Los medios transmiten el fin en vivo y en directo. Este sinfín de medios agota. Los medios son las dos mitades del fin. En fin, lo popular se queda sin medios cerca de fin de mes. El fin de semana es más agradable, descansan los medios. Nos ponemos medios locos cuando se acerca el fin de año. Por fin, llegaron los remedios. No me dan los promedios en los confines del tiempo. En la fina sintonía radial, los números medios no dan. Los gastos intermedios te dejan a pata y los finos suelen ser amarretes. Procuro el final de los medios, pero no alcanzo la mitad de mis fines. Para volver a jugar finales necesitamos un equipo compacto y entero, dos medios. Vamos con los miedos de siempre, llevamos en la mochila los medios que supimos conseguir, nada nos impedirá llegar al fin.

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Necedades

La trampa del tiempo es, creo, desorientar. El clima del reloj, ventoso. Vuela rabioso, nunca supo esperar. La edad del almanaque, creciente en arrugas. Las fugas se dan, simplemente. Hay un calendario que se colgó en la pared, murió ahorcado por la sutura de una operación mal hecha. De estética, nada. Es la confusión del cuidado y la obstinación contra la edad. ¡Un poco de piedad con la piel! Quiero seguir fiel a la madurez. Vi caer el muro, veo caer el pelo, duerme en mi almohada pero no me quita el sueño. Allá viene el cirujano en vano y un auto de lujo. El tipo es humano, no es brujo. En el negocio de postergar la vejez siento pequeñez. No tengo acciones concretas, menos cartulares. Se estira el pellejo pero los años, en el espejo, poco van a cambiar. Celos de juventud, deseo de eternidad. Vi pasar muchas mentiras documentales, miro fotos retocadas hasta en las cédulas; son estaturas de identidad. Atención al rigor de lo light y que la vida tenga sabor. Corramos, cantemos, meditemos y procuremos, incluso entre tantos cosméticos consumidos, tener contento al músculo de los latidos.

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Materia prima

Quiero hacer hincapié, quiero hacer pie, no me quiero caer, para referirme a un descubrimiento ya conocido, de muchos años para atrás, pero que a veces no llamamos por su nombre o menospreciamos por su apodo. El combustible más rendidor de todos los tiempos, capaz de movilizar las más oxidadas estructuras, que no necesita nuevas fuentes de extracción y siempre fue gratuito. El mayor capital al que no le dedicaron muchas líneas en los libros de economía. Todos somos dueños de nuestras cajitas de cristal, todos tenemos nuestros castillos de cartas, todos idealizamos a ciertos personajes alguna vez. Pero ojo porque están las manchas a la vuelta de la rotonda y el Quijote es gran consejero de sueños locos. Es donde oscurece el panorama que resplandece la luz de esta fuerza inagotable, humana. A veces no se cómo se canaliza el dolor; siento que vivo entre la miseria y la indiferencia, a dos cuadras del horror y no encuentro la dirección de la alegría. De nuevo una invasión de pena, otra vez la visita del final que llaman muerte. En esas encrucijadas de cruz, cuando el corazón se quedó sin nafta y el ánimo se pasó a gas, agradezco eternamente y descanso, sé muy bien que puedo apelar al arma secreta de la amistad.

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El desempleo

Los fracasos se quedan quietos y los éxitos no dejan de andar; no funcionan bien las rutinas, dejan ruinas de improvisación y espontaneidad. El yugo de la autoridad mal concebida, los aires de maldad asociados a personalidades no positivas, las penas cotidianas, las miserias urbanas, la ausencia de reconocimiento, los premios olvidados, las máscaras, los caretas, los serviles, los inservibles… el desempleo.

El trabajo dignifica, en tantos sí… pero en cuántos? La gimnasia del día a día mal entrenada, el sedentarismo, la quietud, la depresión, el desgano, la ansiedad, la vergüenza no merecida, la opresión, las responsabilidades fuera de foco, la luz quemada, el cerebro, las expectativas ilegales, los chanchullos legales, el desprecio, el talento ultrajado, la dignidad postergada… el desempleo.

De nunca bajar los brazos uno se puede acalambrar, mas con los abrazos sentidos uno se puede salvar, al menos un rato. El maltrato, las llamadas de ilusión, los sueños, la desilusión, otra vez el despertador, la mejor ropa, diseñar un plan para trabajar, el empleo gris, las changas, los arreglos, el acomodo, la no respuesta, la impuntualidad, el apuro, los nervios, las monedas contadas, los reiterados no, las puertas cerradas… el desempleo, cárcel de los desempleados.

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Polución

Las corridas son de la ciudad, los toros pastan tranquilos en el campo. El ganado viaja en colectivo, las vaquitas duermen al sol. La vida cosmopolita pita y pita en las chimeneas, la urbe madrugó a la siesta. El rating nocturno es como un espacio verde, muy verde y hueco de esperanza, mientras las plazas siguen deseando volver a ser, algún día, una realidad que no viene en caja, ni es boba, o te roba porque no tiene reja. La abeja produce la miel, la reina es la sacarina; y si la Argentina está flaca, no es por el nutrasweet. Es probable que tengas tu cuit, pero nada para facturar. Siempre te pueden fracturar y adiós torneo.

Más pan, menos circo; más circo, menos diván; más diván, menos insomnio.

La vida es más rápida pero vivimos más. Los autos más veloces y nadie llega puntual. Se fuerza el estilo de vida mas desfila gente sin estilo que luce el alma deprimida. Hace ruido el yoga pero se impone la toga. Aún con buenos recursos, a veces no se puede con los humanos. Si el almuerzo dura una hora, la comida también es rápida, no importa cual sea. No hay digestión que resista ciertas cosas que nos tenemos que comer. Lo menos que se hace con un teléfono es llamar. Y los asuntos que mejor ni hablar, menos se oyen entre tanto ruido. Mucho chat, poca charla. Es la parla que nos dan.

Poco pan, mucho circo; poco testimonio y tanto insomnio no permite soñar.

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Viaje

Si es cierto que todos los caminos conducen a Roma, presiento que a la vuelta se llega al amor. Pero el regreso casi siempre es durmiente así que puede que haya sido un sueño. La pesadilla es el tropiezo del descanso que atraviesa descalzo un montón de vidrios. La ventana del colectivo es un televisor de paisajes pasajeros que nunca viajan, que siempre miramos. La vista se ve en pequeños monitores, mientras los padres vigilan que los chicos no maltraten la máquina de café. Algunos ansiosos no dejan de revisar los carteles verdes en todo momento, otros siguen con el asiento atrás (de la ilusión). A fin de cuentas, todos guardan las mejores intenciones en el equipaje. Sigue el viaje. Hay un destino seguro para todo pasaje, el futuro. Esperan las llegadas, desesperan las salidas. ¿Por qué se harán tan lentas las idas? En el mismo interno van los que vienen y vuelven los que se van. Los diarios distraen a varios, o bien guardan los recuerdos del resto. Ya quedaron atrás las despedidas. Sigue la vida. Faltan kilómetros para llegar a la felicidad.

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Ayer es viejo

No faltará mucho tiempo para que empiecen a vender el amor congelado, te enchufen un programa mejor que los del fin de semana, los amigos vivan a media cuadra de un clic, los chicos para invitar a una chica tengan menos chispa que el magiclic, los carteros den paso a los mails de amor, las cartas se vean en una sala virtual, que uno ya no sepa qué es lo actual, que el teléfono móvil estacione el auto, digan que el Twitter es más divertido que Tweety, SMS sea la nueva señal para pedir auxilio, las lágrimas mueran en pañuelos de papel, que ya nadie llame a alguien a su casa, que el que se acuerda los teléfonos de sus amigos es un loco que no usa un chip, que los 3D ya no se coman y pasen películas en todas las casas, que ya no sepamos si hablamos con alguien, le mandamos un mail, chateamos o le escribimos con el teléfono, que en la playa también suenen esos aparatos y se postergue la tranquilidad. Las canas son medallas al mérito y las arrugas los caminos del pretérito; la vejez, será un premio o el último desafío. Volver, revolver, revólver… lo que mata es el ruido, lo que asusta es el olor. El futuro de hace un par de siglos era tanto más atractivo que el actual. Mientras, en la tira semanal buscamos dejar de ser el sujeto tácito de nuestras vidas. Los capítulos de lo que somos son diarios y decisivos, a nadie le avisan aquello de “el final está cerca”.

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Día de estudio

La idea que persigo pero pocas veces alcanzo es la de moldear la grieta del sistema. Me hago cargo de ciertos síntomas para alcanzar mi propósito; coqueteo con el precio de hacer más de lo que debería, de subirme a los excesos en busca de una vida mejor, arriesgando el presente en pos del futuro. Voy a escupir los métodos tradicionales, voy a esculpir mi felicidad. Tendremos que reír pero vamos a llorar; para saber que a fuerza de lágrimas y las otras gotas gordas se consiguen los resultados. Hay divas y vidas. Se puede querer ser Susana, se puede soñar con Susanita; se puede vivir sin guita. La aventura es ahora, dura lo que el trazado del desafío que uno elija. Y cuando no se pueda optar, será momento de esperar agazapado. El que mira de costado, está al costado: uno menos. Los buenos ganan por eso, hacen las cosas bien. Seré breve, seré dos veces bueno… Sin excepciones, no hay reglas; sin reglas, las cosas se tuercen. El apoyo es el de siempre. No hay como los amigos de la infancia; no se consiguen otros así en el tiempo; infancia hay una sola. El norte puede ir en cualquier dirección pero siempre es el mismo: encontrar un sastre para el desastre de tu corazón. No todos los trabajos dignifican, muchos de los que trabajan no son dignos. La literatura siempre usó el transporte público y en el viaje hacia los sueños, que no son más que el postre del dolor, seguiré buscando el horizonte con la misma fórmula: escupir los métodos tradicionales para esculpir mi felicidad.

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me tocó eza

Para nada disfruté del broche de la noche de ayer;
se te cayó del pelo y ni cuenta te diste.
Yo también perdí algo sin saberlo,
pero no sé qué fue ni por qué me dejó tan así (de mal).
No quiero ruidos, escuchar alguna voz, saber de alguien
y mucho menos de vos. No, hoy no.
Hoy no valen segundas partes; me guardo todo mi ego para mí,
no te puedo convidar ni un poco.
Es como que cargo con un peso,
tal vez esté algo loco, que me obliga a “viajar” muy cerca del suelo.
Huelo a lo que me volcaron anoche encima: melancolía.

Ya es de día y no me interesa mostrarme en esta versión tan frágil;
de ser muy ágil pasé a arrastrarme… Ahora voy reptando.
Hoy es mejor dar ausente.
Sí, por la gente, pero más aún por el presente que me toca.
La espalda que me dio mi alma me defrauda.
Hoy no siento tu aliento, no quiero; me lleva el desaliento,
así que por ahí te miento (pero no soy yo, es él).

No me pienso oponer. ¿Hoy pienso?
En realidad no sé qué pensar o en qué. ¿En quién… será?
Hoy apenas puedo pasear con Soledad.
Pero no, ni eso… Me refugio en mi guarida, pues fui elegido.
Y lo acepto. Aunque… ¿quién me “regaló” su compañía?
Igual hoy la quiero.
Pido que me dejen estar solo con ella,
con mi tristeza.

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Pirotecnia

Son las ideas calientes que te queman la cabeza, un incendio patagónico-cerebral. Se busca el fogón para distender las llamas, el baldazo de agua fría no cae como tal, no significa un mal. El fuego sagrado se impone en el momento límite y, en la línea divisoria de la distancia, la lejanía muestra las cosas mejor. Es el color del horizonte que avecina el clima por venir. El souvenir es un trofeo turista, un testamento para la memoria, un dejá vu, un golpe de vista. El GPS del impulso se sigue sin inventar, sería lo insulso de la realidad, el fin de las emociones. La acidez de los temas es un brasero pectoral, la impaciencia del error como una caldera fatal. Una fuga, un escape, la liberación interna es la posta de su opuesto: la manifestación externa. El lenguaje corporal no basta, los indicios camuflados mueren sin combate, es momento del debate. Es un problema el egoísmo de los problemas. El reclamo ajeno llega si no se pide ayuda, por raro que suene. La alarma puede callar el resto de los gritos y, aún así, se puede permanecer sordo al entorno. Nada se soluciona con partir, todo desaparece al compartir. Cuesta agarrar el compás del diálogo, la comodidad es una cosa muy personal, singular. La costumbre es la lógica de lo habitual y torcerla es un desafío a la historia. Será cuestión de ser el artífice de la fogata, anticiparse a la explosión, tomar al fuego por las astas. El pirómano conoce el tiempo. Hacer al revés despierta al estrés, el cambio es miedo, es la inseguridad del desconocimiento. No miento: me dijeron que la bomba se desactiva al comunicar. Ruego que me enseñen a hablar.

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Rutina argentina

Policía homicida, tráfico gráfico, trabajo a destajo, muerte fuerte, dueños sureños, censura dura, hospitales en pañales, piquetes frecuentes, Congreso obeso, justicia ficticia, paros pagos, mucho trucho, políticos ricos, policiales habituales, basura impura, educación en defunción, inflación en expansión, números efímeros, cobre en sobre, sindicales oficiales, presupuestos deshonestos, andén sin tren, transgresiones a montones, peajes salvajes, servicios con vicios, nuestros secuestros, corte de transporte, males estatales, cráneos sí, subterráneos no, paco y atraco, televisión sin misión, abusos intrusos, mentiras esculpidas, aguas contaminadas, multas ocultas, perfiles disímiles, peleas faranduleras, partidos corrompidos, gente indigente, calambres de hambre, caretas berretas, precios recios, arreglos obscenos, castigos atractivos, salud de ataúd, humor con dolor, gobiernos eternos…país infeliz.

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Destino D

Tuve una siesta nocturna, tengo alterada la vigilia.
Tuve un día muy duro, tengo agitado lo diurno.
Tuve una urna con objetivos, tengo destinos en papel.
Tuve llantos de almohada, tengo la hora atrasada.
Tuve proyectos errados, tengo amigos deshilachados.

Soy de tranco largo para las cosas que importan, siento que en la costumbre se borran… Es lo cotidiano que choca con lo ideal, con mi sueño vertical.

Tuve medallas de campeón, tengo un descenso demoledor.
Tuve anhelos de portaminas, tengo certezas en ruinas.
Tuve deseos de eternidad, tengo ganas de que se acabe.
Tuve la fuerza de un potrillo, tengo su cabeza en mi castillo.
Tuve fiestas de vueltas y copas, tengo un retiro muy seductor.

Lo que se deja pasar siempre vuelve como un recuerdo imperfecto y no conforma. Nunca vuelve a ser tal, menos se parece a mi sueño horizontal.

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Lo invisible

Lo circunstancial no es más que la sustancia que circunda: inmunda, mina y contamina los sentimientos más puros. La felicidad es un estado de ánimo, un ideal que si atemporal, se hace inalcanzable. Te convido de mis sueños verticales pues los tengo despierto, no te confío los horizontales pues dormido no convido. Los corazones inflamables siempre sedujeron más que los tibios y en el afán de buscar su lugar en el mundo, dan un rotundo paso adelante antes que el resto. En esto de buscar mi esencia, siento atractiva la demencia, no comulgo con la fama y para volar siempre encuentro una cama. Tengo señales, exhibo repeticiones, repito comportamientos, me porto en tanto soporto cada vez que no puedo con lo nuevo. Cuanto más acerco la realidad al sueño, más viejo soy. Pienso, juego, desisto. Los tropiezos afloran, las primaveras decoran. Al ligar lo onírico a lo real, más recorro un laberinto mental. Y sigo a la caza de lo esencial, en bote y al trote, llego a un puente, observo la fuente y tiro mi moneda. No busco comprar un sueño, pretendo desencontrar un dueño (me saco un peso de encima). El viaje es mejor ligero, dos veces bueno si llego. El destino se puede moldear, el molde puede salir mal (es el atajo asesino, es el final del camino). Bien se puede optar por no viajar, no es mi idea. Conseguí un boleto, me dieron una valija de cosas. Voy a tomar un riesgo, subo al colectivo (imaginario). El miedo es un peaje, las dificultades un paraje. Sigo mi camino, voy a lo esencial.