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Garabateando futuros

Escribo y revivo, busco y me ofusco, voy y vengo con lo que tengo… El viaje siempre le cobra peaje a la salud y lo que me dan no me conforma. Me entregan un premio con forma y olor a gremio pero sé que no es un logro. Para seguir soñando despierto sólo consumo el insomnio de las rutas. La molestia del ruido siempre está y la ilusión se empaña con la misma facilidad que la ventana. Presumo que el reto es no desistir y llevar el esfuerzo al destino del pasaje del lugar que nos imaginamos. Revivo y escribo, me ofusco si no busco, vengo y voy de nuevo a partir de hoy… La salida es el primer paso y si tus marcas están listas ya, bienvenido a la sociedad de los que no se conforman con lo que hay. De nuevo en la pelea, el ruedo nos espera hambriento. Me tiento con lo no habitual y persigo lo inmaterial, porque no tiene precio. Si bien para pagar hay tiempo, la premisa es no arrancar perdiendo. Sigo haciendo preguntas y dibujando apuntes, garabateando futuros. Recibo y describo, socios se buscan.

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Lobos

Hay Lobos fatales que te pueden matar;
de amor... hay varias historias para contar.
Hay Lobos primos que te hacen recordar
y fotos por mirar que hacen volver un pasado soñado.
Hay Lobos amigos que son más bien perros
y siempre están para acompañar.
Hay Lobos con sentido maternal
y un Rómulo siempre se puede salvar.
Hay Lobos cantores que te enseñan a aullar,
aunque a veces vale desafinar.

Siempre hay Lobos cerca para darte felicidad.
Lobas y Remos, porque a veces hay que remar.

Hay Lobos sonámbulos que se animan a bailar
y no pueden ni quieren parar.
Hay Lobos sedientos que necesitan tomar y entonarse...
para aullar.
Hay Lobos muy tiernos que te pueden deslumbrar
y también se dejan acariciar.
Hay Lobos risueños, con hienas amigas,
que salen de carcajadas a cumplir sueños.
Hay Lobos cansados que mueren por descansar
y se mueren al fin.

Y al fin sabés que siempre hay Lobos cerca, para darte felicidad.
Y lobas, que aunque estén lejos, siempre te van a cuidar.

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Foto al tiempo

¿Qué pensarán las fotos Polaroid de las que hoy se toman con un teléfono? No sé; pero sí que me sobran muchas imágenes actuales y siento que me faltan un montón de ayer, pero al mismo tiempo las recuerdo mejor. Hasta esas de ángulos redondeados, también las aceptaría gustoso. Se perdió la dedicación por escasez a la hora de retratar los momentos. La frontera del rollo se extinguió. Las fotos aficionadas las sacamos a mansalva pero pocas llegan al papel. La ansiedad tecnológica carcomió ese romanticismo del revelado. Veo cómo pasa y sé que no hay vuelta atrás, quien insiste en atesorar el pasado en álbumes es considerado casi un fanático. Qué anticuado el presente! Qué efímero lo importante… Ni siquiera la onomatopeya “clic” significa lo que antes. Serán los contratiempos de quemar los días en pocos caracteres, nos acordamos poco de todo. Pienso que este texto nace a deshora y que nunca vamos a poder sacarle una foto al tiempo.

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La música del lugar

Siempre hay un lugar esperando a una canción;
siempre hay una música que nos lleva a un destino pasado;
siempre hay un objetivo pensado en kilómetros
que se guarda en un registro alto de la cabeza;
siempre habrá en la valija un disco “camuflado”
esperando a ser visto para hacerse escuchar;
siempre un paisaje inaudible para los demás,
del que uno conoce el compás;
siempre que lo quieras oír lo vas a encontrar si pagaste el pasaje;
siempre nos llevamos una montaña de sonidos al mar;
siempre un sitio afinará en la oreja de la memoria
(me moría si no lo sabías);
siempre nos vamos abrigados con una melodía para la noche
(pero también de día);
siempre tendremos lugares de música,
mas mucha más música de lugares…

Ahí está la caja de las fotos, pero no están las fotos
ni me salen los lugares y me olvido las memorias…
Sigo pensando en redondo, pero no veo las mismas cosas.