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USH

Anduvimos tras la huella del castor y nunca lo alcanzamos; pasamos por varios de sus domicilios y ni siquiera. Hasta quedamos con el pendiente de bajar por la pendiente nevada que lo homenajea. Nuestro campamento fue en el Arakur sobre el cerro Alarkén, un lugar modesto. Bueno, no; si debo ser honesto, apunto en mi diario de motocicleta que se trata de un hotel majestuoso, con detalles impensados,... o todo lo contrario.

Con el tema de la luz y el horario se te puede complicar si vas en la antesala del invierno, pero se sobrelleva. En la ladera se eleva Arakur, nombre de guerrero, casi custodiando a la magnífica Ushuaia; o mirándola con desdén, no sé bien. El contacto con lo natural se hace inevitable: el paisaje camina, se patina y tropieza. Lo admirable se vuelve palpable y las vistas te atrapan, resultan hipnóticas. Se rinden la mente y el cuerpo, todo es inabarcable, te desborda. Mas no te cansa, no pesa. El frío te mantiene alerta para no perder de vista ninguna señal. El ruido es un puñal, el silencio un manantial: brota. El que se alborota no gana, me tenés que creer.

Estuve en el fin del mundo y es extraordinario. Bienvenido el apocalipsis. Sin mucho más arte que un mapa y un guía devoto del funk, se llega a cualquier escenario. Ninguno defrauda. De paso por la Laguna Esmeralda nos desafió el hielo, un oponente de cuidado. Respeto. Se debe medir cada paso, no descuidar pisada alguna, una decisión tras otra, pero que tampoco pesan, sino que alivianan la mente, la pueblan de cosas puras y permiten un escape. Incluso una caída se disfruta cuando el aterrizaje fue previsto. En última instancia que sea una figura para volver a ponerse de pie, para estar más atento, para reforzar la concentración y forjar una mejor estrategia hacia el objetivo.

El viaje de cada uno es el de todos. Puede que hayas llegado con una mochila llena de agotamiento pero en el bosque retumba el consejo de un viejo que acaricia su barba: el camino de la introspección es por allá y el revisionismo de ideas su vecino. La mejor excursión es la del senderismo conceptual. Habría unas charlas en septiembre. Hay agua estática y otra que fluye. Uno pisa turba y continúa. Se presentan atajos, desvíos, señuelos, letreros. Los "males" son en realidad presunciones, miedos o diagnósticos equivocados. Tal vez una decisión errada no es más que falta de información.

La meta es muy personal, el trato plural. El sistema se presentó como tal: acuerdos, opinión, queja, reconocimiento, colaboración... un contrato espiritual. Confianza y roles. El regreso de toda expedición deja algo más de sabiduría. También el desgaste del cuerpo, el reto y el premio como fórmula virtuosa. La comida corona siempre el tesón de la expedición. Un brindis da lugar a los cuentos de una historia, que todos fuimos a buscar. Pisamos el barro del fin del mundo y plantamos un inicio.


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publicación olé

Dejo aquí un texto que apareció en el suplemento Olé Amateur, del diario deportivo argentino.

El Capitán Amateur, libro a estrenar para fin de año