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Cosas Menores

Comer sin compañía un día, que se enfríe la yerba, cuando al libro le falta una página, que la persona que esperabas nunca llegue, si sacaron la película de cartelera,  el técnico no puso al que te gusta, se te manchó la camisa que querías ponerte, el colectivo siguió de largo, se largó a llover y no tenías paraguas, hubo que trabajar después de hora, en la estación de servicio siempre hay mil autos para cargar, que la radio pierda sintonía, o si tu humor pierde la brújula, la conexión es lenta, no te sale un estribillo, ayer no saliste a correr, te encerraron cuando manejabas, el cajero no tenía plata, tenés pendiente ordenar el placard, se te traba el teléfono, no funcionaba el ascensor, tiraste una taza, se te cortó el cordón de las zapatillas, llegaste tarde al banco y te cerró, quemaste la comida, perdiste una credencial y así… pero no vale la pena pelearse con nadie por nada de esto si lo pensás un minuto, o dos. 


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Los Sensibles

Los sensibles son esos seres capaces de transmitir sensaciones, proyectarlas, volverlas eternas. Porque para volver a vivir un momento, digamos también resucitarlo (aún cuando no estuviera moribundo), qué mejor que una foto! Los artistas, a todo nivel, son sensibles por naturaleza. Los sensibles se emocionan o generan ese efecto en nosotros. Mientras otros prefieren no abrirle la compuerta a sus lágrimas por la filosofía que sea, que eligen no sé por qué: bienvenidos los sensibles! Ahí tenemos el cine, para salir a comernos nuestra realidad, luego de conocer una historia ajena bien contada, que es muy lejana pero la sentimos vecina de nuestro presente. Sin las canciones no podríamos vivir, eso lo sabemos todos; creo. El firme grito de un actor sobre las tablas que te levanta de la butaca, te despabila, te hace caer en una idea, pero para que te levantes con ese tema postergado en la agenda de tu alma. La arquitectura nos regala los mejores paseos, las miradas más asombradas; los paisajistas nos propusieron los mejores paseos y queda en nosotros caminar lo que ellos imaginaron. Los sensibles, en definitiva, perciben el alma de las cosas inanimadas como ser la lluvia, un árbol, el descanso de una escalera, el ruido de una fogata y así. Tengamos alerta los sentidos a la sensibilidad, pues nos dará satisfacciones.