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Ganas furiosas

La calentura es inmadura en tanto remite a la pubertad; si no, error peor. Y para ambos costados de la interpretación pienso del yerro, sea sexual o bien referida al humor y los relinchos de protesta. Se escucha que aquel que se enoja pierde y siento, con los sentidos, a todos enojados; consecuencia, hordas de perdedores. No creo que sea para tanto ni tantos, pero ganar en estos años es más difícil que la tabla del 13, que encima es de mala suerte. Los triunfos personales son historias inesperadas o milagros mínimos, más o menos, algo así. Hay que acomodarse y hacerse el lugar propio; si el nido es cómodo, mejor. Hay que insistirle al ego que se amigue con la voluntad, es clave. La seducción de los desafíos es adrenalina en su máxima expresión de pureza. Si te agarran con las manos en tu obra, genial. Me saco el sombrero para saludar a los soñadores y aventureros que nunca se rinden y batallan con los medios que gestaron para ir tras el tesoro de un mapa que ellos mismos dibujaron. Al plan, plan y al tino, tino. Si le damos al blanco con los primeros tiros llegaremos más enteros que si lo hacemos con los últimos vasos. Para llegar son dos cosas las que no pueden faltar en la valija: una ilusión inquebrantable y ganas furiosas. La vida es todo el tiempo que tenemos.

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Gente grande

La gente grande madruga, la gente grande oye radio, la gente grande toma mate, la gente grande no habla mucho, la gente grande escucha poco, la gente grande fue chica, la gente grande sigue fiel a sus conceptos, la gente grande no cambia, la gente grande come liviano, la gente grande camina lo justo, la gente grande está llena de historia e historias, la gente grande sonríe o rezonga sin puntos medios, la gente grande valora una buena silla, la gente grande supo llegar, la gente grande merece más respeto, la gente grande prefiere lo de antes, la gente grande te mira, la gente grande tiene la palabra justa, la gente grande se jubila por opción, la gente grande anda en yunta, la gente grande no siempre es anciana, la gente grande canta tango y boleros, la gente grande cocina casero, la gente grande sabe de guerras, la gente grande ya la pasó, la gente grande pasó por el campo alguna vez, la gente grande entiende las cosas mejor… porque la gente grande descubrió que la fórmula de la grandeza es a base de esfuerzo y pequeñez.

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Enchapado

La impaciencia tiene cosas de la acidez. De pronto se pone efervescente y sube por el pecho, trepa a la garganta… y entonces la impaciencia toma la posta y grita. Se queja y a veces lastima a los que pasan cerca. Soy un poco ansioso y otro mucho impaciente, pero paciente también de ciertos doctores que no me curan. Si uno hace cosas no habituales lo miran de costado, le toman la chapa, lo encasillan… “está chapa”. Si uno se hace chapa y pintura es raro o casi… Me voy por colectora, no pago peaje. No sé de lirios, un poco de claveles. Los que llegan tarde se van a perder los subtítulos que sirven para entender el final. ¿Los subtítulos son un segundo puesto? Te apuesto. Si no llego primero pago una ronda y si no también. Si lo que importa es la cerveza, yo no soy importante. ¿Si no me importa la cerveza qué soy? Creo que no tiene importancia. La lista de mis sueños se alistó en la conscripción de mis ganas. Los colores de mi equipo no se negocian ni camuflan. Los objetivos de conjunto tienen muchas más trabas, pero también mayores recursos. No sé cuánto ayudan los cursos. En la suelta de oportunidades uno agarra lo que puede. Se tiró a la marchanta, un trucho se ahogó en el agua. En la conquista del éxito es mejor no aceptar donaciones. Si cuando buscamos nuestro ideal caminamos por muchas rutas, seguro estamos perdidos. Piense, luego elija.

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Sequía

Noche de truenos y un diluvio de interrogantes. Las respuestas son como las estrellas, están pero no se ven. Me parte hacer mi parte y que no alcance. Las gotas disminuyen el alcance de la vista, mientras se deja ver una transpiración preocupada. Sudor frío y un calor que, en la calle, no afloja; igual que las ganas de arreglar el desperfecto. Conseguí un taladro, pero Banfield pierde de local; mala señal. Busco la distancia justa, que no aleje y permita aclarar el cielo. Quedan nubes, sí; un poco más allá o acá, siempre estarán. La meta es lograr que sean de esas que sólo aplacan el sol cuando brilla mucho, también es un arco. Hace casi dos años estoy buscando un gol que no llega, la hinchada me lo recuerda en sus cantos. Esos tantos tan habituales del pasado que la gente olvida con despreocupada facilidad. Mi fe no ve, mis iniciales también me dan esperanza. No es que no haya nada que esperar, ya no van de suplentes las demoras. El juego no da con el resultado y no divierte a nadie. No es chiste, el humor es un mulato. Mato por un festejo para cambiar la racha.