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NERON



No te vayas campeón, quiero verte otra vez. Vale este homenaje silencioso al emperador negro por la epopeya de regresar.

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Pienso y te extraño

Pienso en honestidad, digo papá.
Pienso un incondicional, digo papá.
Pienso en elegancia, digo papá.
Pienso en amor propio, digo papá.
Pienso en rectitud, digo papá.
Pienso en fútbol, digo papá.
Pienso en trabajar, digo papá.
Pienso en un bar, digo papá.
Pienso en Mar del Plata, digo papá.
Pienso un ejemplo, digo papá.
Pienso en San Lorenzo, digo papá.
Pienso en mi colegio, digo papá.
Pienso en responsabilidad, digo papá.
Pienso en mi abuela, digo papá.
Pienso en mi casa, digo papá.
Pienso en Pinamar, digo papá.
Pienso un cómplice, digo papá.
Pienso en Atalaya, digo papá.
Pienso en solidaridad, digo papá.
Pienso en un amigo, digo papá.
Pienso en Ardillas, digo papá.
Pienso en mi hermano, digo papá.
Pienso en Palermo, digo papá.
Pienso en prudencia, digo papá.
Pienso en reírme, digo papá.
Pienso en Mario, digo papá.
Pienso en la radio, digo papá.
Pienso en el cielo, digo papá.
Pienso en papá, digo que te extraño…

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Emperador negro

Hoy de nuevo salí a desayunar al jardín para esperar que volvieras pero, feo, sigue el suspenso. No hay indicios de regreso, y debe ser por eso que la tristeza acomodó sus cosas para quedarse un tiempo más. Que no decaiga la esperanza, sé que nos volveremos a ver. Será cuestión de días, mares o un reloj de arena mojada, quieta, estancada, casi desilusionada. La marea acerca vientos de libertad y en los pinos posa la sabia savia aleccionadora de lo que no se debe dejar de hacer. No dejemos de buscar, tarde o temprano el olfato nos encontrará. Yo ya soñé un abrazo eterno en una mañana de nubes cargadas, sólo con recuerdos. Salí a pegar fotos, no paro de hacer correr la mala noticia temporal; reniego de la actualidad, me consuelo con un dibujo de pared. La educación tardía es amiga del pudor, los castigos… ay, los castigos. Rezar una plegaria ayuda a alimentar la fe, a la espera de un giro en el estado actual de las cosas que son de los animales. Sé que voy a jugar con él una vez más. Sigo esperando el retorno del emperador negro.

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Porrazo y golpe

En ocasiones uno cree contar con determinadas enseñanzas pero desconfía de haberlas aprendido bien; una suerte de inseguridad que subyace la materia gris, algo más sentido que razonado. Aunque de pronto, a puro golpe y porrazo, una piña le da justo a la neurona del orden y todo parece clarificarse. El golpe, el porrazo, casi un porrón, más que un porro… ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? ¿Fue la piña? Estoy en un planeta en el que España nunca salió campeón mundial ni lo hará. Acá se festeja el día de la abuela los 365 días del año. En este lugar nadie se toma vacaciones, es un frenesí de preocupaciones que no descansan el cuerpo y enferman los sentimientos. Hoy me disfrazo de piedra. Pero no cualquier piedra, una angular, una que sostiene todo. Nadie gusta de manejar pero los autos destruyen los cuentakilómetros… Este mundo siembra disgustos y desayuna gastos uno tras otro (hay poca crema). ¿Fue el porrazo? Sigo cayendo… no sé si es un pozo o la realidad con exceso de profundidad. El vacío de propósitos es como una carnicería para el alma. En esta locura, la política familiar es achicar la familia política a la mínima expresión. ¿El suicidio es una forma de despedida? Dame un porrón. Los saludos anticipados son una señal. Este país es una invitación permanente, un despilfarro sin farra, ni faro y sin faroles de cerveza. Entonces, por carácter hereditario del carácter, habrá sido un porro ajeno o el humor negro de mi corazón. Acá hace un calor de infierno así que tal vez todo esto fue un delirio de dolor.