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Rutina argentina

Policía homicida, tráfico gráfico, trabajo a destajo, muerte fuerte, dueños sureños, censura dura, hospitales en pañales, piquetes frecuentes, Congreso obeso, justicia ficticia, paros pagos, mucho trucho, políticos ricos, policiales habituales, basura impura, educación en defunción, inflación en expansión, números efímeros, cobre en sobre, sindicales oficiales, presupuestos deshonestos, andén sin tren, transgresiones a montones, peajes salvajes, servicios con vicios, nuestros secuestros, corte de transporte, males estatales, cráneos sí, subterráneos no, paco y atraco, televisión sin misión, abusos intrusos, mentiras esculpidas, aguas contaminadas, multas ocultas, perfiles disímiles, peleas faranduleras, partidos corrompidos, gente indigente, calambres de hambre, caretas berretas, precios recios, arreglos obscenos, castigos atractivos, salud de ataúd, humor con dolor, gobiernos eternos…país infeliz.

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Destino D

Tuve una siesta nocturna, tengo alterada la vigilia.
Tuve un día muy duro, tengo agitado lo diurno.
Tuve una urna con objetivos, tengo destinos en papel.
Tuve llantos de almohada, tengo la hora atrasada.
Tuve proyectos errados, tengo amigos deshilachados.

Soy de tranco largo para las cosas que importan, siento que en la costumbre se borran… Es lo cotidiano que choca con lo ideal, con mi sueño vertical.

Tuve medallas de campeón, tengo un descenso demoledor.
Tuve anhelos de portaminas, tengo certezas en ruinas.
Tuve deseos de eternidad, tengo ganas de que se acabe.
Tuve la fuerza de un potrillo, tengo su cabeza en mi castillo.
Tuve fiestas de vueltas y copas, tengo un retiro muy seductor.

Lo que se deja pasar siempre vuelve como un recuerdo imperfecto y no conforma. Nunca vuelve a ser tal, menos se parece a mi sueño horizontal.

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Lo invisible

Lo circunstancial no es más que la sustancia que circunda: inmunda, mina y contamina los sentimientos más puros. La felicidad es un estado de ánimo, un ideal que si atemporal, se hace inalcanzable. Te convido de mis sueños verticales pues los tengo despierto, no te confío los horizontales pues dormido no convido. Los corazones inflamables siempre sedujeron más que los tibios y en el afán de buscar su lugar en el mundo, dan un rotundo paso adelante antes que el resto. En esto de buscar mi esencia, siento atractiva la demencia, no comulgo con la fama y para volar siempre encuentro una cama. Tengo señales, exhibo repeticiones, repito comportamientos, me porto en tanto soporto cada vez que no puedo con lo nuevo. Cuanto más acerco la realidad al sueño, más viejo soy. Pienso, juego, desisto. Los tropiezos afloran, las primaveras decoran. Al ligar lo onírico a lo real, más recorro un laberinto mental. Y sigo a la caza de lo esencial, en bote y al trote, llego a un puente, observo la fuente y tiro mi moneda. No busco comprar un sueño, pretendo desencontrar un dueño (me saco un peso de encima). El viaje es mejor ligero, dos veces bueno si llego. El destino se puede moldear, el molde puede salir mal (es el atajo asesino, es el final del camino). Bien se puede optar por no viajar, no es mi idea. Conseguí un boleto, me dieron una valija de cosas. Voy a tomar un riesgo, subo al colectivo (imaginario). El miedo es un peaje, las dificultades un paraje. Sigo mi camino, voy a lo esencial.