Alianzas

Convertirse en el señor de los anillos no es tarea sencilla. Mucha espada por pelear, batallas que ganar, derrotas indudables. Pero si en el cuento de las perdices alguien queda feliz, será aquel que vaya más allá de los emblemas, escudos, apariencias, formas. Hay en el fondo algo muy grande que espera a ser visto y no dejado de lado. La postergación que el envase le impuso al contenido es un karma a solucionar del hoy. La nobleza puede haber nacido en la edad media pero espero, creo, aún con algún recreo, sigue vigente en sus parientes. La descendencia no siempre lleva al descenso y hay rastros de los significados últimos que brindarán primero. Si un vestido blanco significa pureza bregaré para que la gente luzca el mismo color en sus comentarios y habladurías. He de reformular el dicho de “las comparaciones odiosas” y rematarlo con “odiadas”, o bien matarlo directamente. Pero, como hizo la generación del ’63, optaremos por el camino pacífico. En una nueva comunidad del anillo sólo buscamos el futuro con tranquilidad. Déjenlo ser…