Perfume de honor

En una esquina: flores, paz, momentos, diálogo, sol, mañanas, música, cine, sorpresas… armonía. En el lado opuesto, quizás de un cuadrilátero: gritos, desencuentros, nubes, silencios, barro, egoísmos, reproches, peleas, distancia… caos. Existe un equilibrio, no nos presentaron. El “toma y daca” no siempre es una relación matemática de doble entrada y, a veces, uno sale cuando el otro también, chocan. Si la contabilidad la aplicamos al recuento de errores ajenos difícilmente podamos ver los propios. El re cuento es el de creernos que la culpa es de otro y mentirle a la verdad. Cuando nos engañamos solos y porque sí es cuando no aceptamos la realidad. Aguantarse las consecuencias es la secuencia para los que usan pantalones largos o faldas muy cortas. Al taparnos los ojos, seguramente vamos a sentir soledad; tranquilidad, sólo cuando la película sea un drama y entonces vale. Estemos atentos a la oportunidad y miremos bien los errores, pues no se es malo por equivocarse sino por hacer maldades. Prueba y hedor… huele mal la cosa cada vez más. Verdad, consecuencia: si peleamos, tenemos honor. Y con él vuelven las flores, la paz, las medallas, el sol, los recuerdos, tus fotos, los sueños, las esperanzas y las personas que queremos.

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