Plaza infeliz

En la plaza La Tristeza el ánimo siempre va para abajo porque sólo juega al tobogán; los miedos en el subibaja son una calamidad, nunca sabemos donde van a estacionar; la calesita, esa perinola de la suerte, no hace más que marear las ideas para nunca dejarnos agarrar la sortija. El arenero es de arenas movedizas y nos atrapa sin piedad, lo mismo que la jaula de sogas que parece cárcel para la libertad. El señor que vende globos sólo tiene monstruos feos, el payaso se pintó una lágrima y de noche no hace más que tomar. La actualidad le puso rejas a la diversión. Pasear solo es sentirse rechazado, no encajar o jactarse de falencias en tercera persona. A los chicos les gusta que los miren jugar, no sé si por protección o simple protagonismo de sentirse importantes. Nada más desolador que un partido de fútbol sin público, siempre nos gusta tener hinchas, creo. En todo sentido y más cuando la dirección lleva al triunfo. Si los resultados no se dan, la afición se deja estar, deja de estar. Muchas cosas y personas dejan de ser, o al menos en apariencia. Si el físico ya no va más, apelamos a lo espiritual. Yo tuve un fanático incondicional. Cumplí años sin beso al despertar… me voy a la plaza.

2 comentarios:

Pil dijo...

Muy bueno Cucu querido!
Ranu

Anónimo dijo...

Fernandito! Muy lindo!

Inu