El de antes

En la licitación del corazón todos tenemos un proyecto y nadie está libre de fundirse o ser estafado. No es grato nunca resignar la localía ni jugar siempre de visitante, aún con las mayores comodidades. No conocés todo al dedillo, acomodás escombros de desarraigo, no estás a gusto. No está bueno cuando tu autoestima anda en jogging por ahí o tu orgullo pide licencia en el trabajo. Y atención al atajo de la soledad, no siempre es el mejor camino, decorado con falsa meditación y libertad que huele a fresia pero se marchita a la luz de la razón. Los sentimientos son de cristal, pero el cristal no siempre es real. La introspección es mucho mejor que el puntero láser. El desafío de hacer es mucho más noble que el ensayo del diálogo que siempre camina las mismas calles en redondo. Cuando el asunto es hondo hay que saber nadar y aprender a contener la respiración. A veces tenemos que escuchar palabras e interpretar discursos, pero como si estuviéramos abajo del agua, no? No sé bien,  sólo que sucede. Y es que a veces toca estar debajo de una lluvia que parece nunca secar; pasa. Estamos convencidos de tener un nubarrón personal que no merecemos y nos sigue como perro a su dueño. Pero lo otro que también pasa es la tormenta, pero a veces uno se cansa del agua, es débil, no interpreta bien, no exterioriza tampoco, se guarda, se encierra, no saca el piloto ni se calza las botas y… se queda. En el encierro no hay salida, básicamente porque uno elige no salir. Momento para los atentos mercaderes de opinión y consejeros viles. Cuidado, me remito a tomar los consejos cuando los pido, no acepto muestras gratis. Es claro que el pasado nunca podrá zapatearle al futuro, porque Marty McFly hay uno solo y el DeLorean sólo pasea por Hollywood. Lo importante es llegar al final del camino, mas para eso hay que ponerse el cinturón, ganar en seguridad y recordar el futuro que uno algún día de inspiración auténtica dibujó a la perfección. ¿Cuál futuro? El de antes…    

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno Cucu!
Abrazo,
Rana