Animarse

El desafío es chico, moderado, no tanto, o extra large. La meta es lejos, con peaje, sin atajo, o a la vuelta de tu casa. Hoy te ponés un pullover, te ponés mal, te ponés algo azul, te ponés triste... te ponés. Ayer pensaste un montón en mañana y te gambeteó el presente. No me acuerdo si fueron los griegos o los romanos que hablaron de "anima" para referirse al alma: eso que anima el cuerpo. Sí tengo claro que los griegos, de tanto andar ociosos, tuvieron ideas que cambiaron la historia del mundo que nos rodea. Tal vez por eso no hago caso si me cuestionan el reposo; respondo: "estoy imaginando cosas geniales". Tal vez fracasen, o no. Seguro será por falta de mi empuje que por la idea en tanto ella. Yo te invito a darle una descarga a tu alma y luego a llenarla de cosas más puras. Después el movimiento es contagio y viene lo mejor. ¿Podés animarte a algo? No es sencillo dejar la cama sin hacer para quien es prolijo, no. Tanto como que el desordenado deberá activarse de otro modo para que las cosas cambien de lugar. En definitiva... ¿Somos capaces de torcer el rumbo, nuestro norte? El alma empuja la vida, el cuerpo custodia el espíritu, sin corazón no vivimos, el temple sugiere caminos, la voluntad firma acuerdos de movilidad con la razón y ahí vamos. ¿Podemos con el tema de la cama? Este es mi aviso de compromiso para uno mismo: animarse.

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