Un día
estás acá, un día estás allá. Vas y venís, buscás, sos una autopista ignorante
con pretensiones de futuro mejor, sin peajes prejuiciosos. Una lluvia de
opiniones dejó milímetros de charcos absurdos estancados al costado del camino:
criadero de dengue que pica en la razón sin sentido. Vientos que traen dichos
tan obcecados como huecos de materia gris. El que quiera ser feliz, mejor no
escuche tanto a los demás. Hay recetas de los que se automedican y realmente
creen que la saben. AY! Yo me quedo siempre cerca de los intérpretes de la vida
que la entienden a su modo y no atienden llamadas de desconocidos con
costumbres familiares de las cavernas. ¿Para qué? Seguimos la pista de un
mecenas que nos financie los errores para que el efecto de la causa valga la
pena en pos de los sueños que nunca abandonaremos; menos por lo que diga un
tipo que trabaja 10 horas por día y se considera exitoso. El mejor premio es la
superación. La mejor meta es la tranquilidad con nosotros. La zanahoria la
elige cada uno. En mis locas elucubraciones, sepan que los Lobos muestran los
dientes y con luna llena también completan la heladera para siempre poder
invitar a los amigos. Y andan los socios de mis ideas dando vueltas por ahí…
Podés encontrarlos domando un Tigre que va y viene en tren, con los mejores
proyectos para infantes que se pueden filmar, editar y mostrarle al mundo para
que aprenda lo que realmente vale la pena. Me llega un mensaje desde montañas
francesas: dice que otro animal de caza nocturna construye su presente con una
guitarra. Admirable. Vuelo a bordo de la nave Skype que pilotea un Lagarto
seguro de sus convicciones. Sermones de gente que no conoce… y el ser que no
quiere ser. Para los que andan buscando ser alguien, acá unas palabras de
aliento. De buen aliento, de higiene mental, de salud en el alma. Gloria a
todos los animales que saben interpretar la vida y la viven en consecuencia.