Los años cansados

Los años cansados postergan la estética y llaman a la comodidad. La ropa que espera la vuelta de la moda en los placards jamás dará la talla. El tiempo dicta festejos más cortos, protocolos menos prolijos, puntualidad más paciente... Nos entrenamos el doble para jugar la mitad y el cuerpo nos duele el triple, así son las ecuaciones con décadas a cuestas. A las fiestas llegamos tarde y nos vamos temprano. Las ideas garabateadas en agendas de años viejos son mucho más infrecuentes que los resfríos de los primeros fríos de otoño. Los años no sienten solos. Saliste del mar en enero y dos fines de semana después ya es Semana Santa, así vienen acompañados los años cansados.

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